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martes, 3 de mayo de 2011

A MIS AMIGOS DEL ESPACIO (Amalia Domingo Soler)



Me queréis en vuestro mundo y agradezco el buen deseo; pero aún no ha
llegado, creo, mi momento de partir.


Pues para que obtenga el alma todo el aprovechamiento, del total
desprendimiento, que aquí se llama morir. Tiene el alma (según creo), que
hallarse bien preparada para emprender su jornada; y mi alma, aún no lo está.
Y no es que tema a la muerte ni que esté a la Tierra unida, no es que me
asuste otra vida, pues sé, que hay un “Más Allá”.
Pero tiemblo ante la idea de contemplar mi pasado; pues sé muy bien
que he faltado a las leyes del deber.
Y eso de ver frente a frente la pequeñez de uno mismo, la torpeza y el
cinismo de nuestro azaroso ayer, creo que ha de ser tan horrible, la humillación
será tanta, que lo confieso, me espanta el contemplar lo que fui.
Que yo en dos sueños he visto reflejos de mi pasado, y deseos no me han
quedado de mirar lo que antes vi.
Y en verdad que es angustioso el estado de mi alma; que al parecer vivo
en calma y la calma huyó de mí. Ni me hallo bien en la Tierra ni al morir la
gloria espero; pues sé que “al morir no muero”, porque es inmortal mi Yo.
¿Y qué he hecho yo en tantos siglos? ¿Qué progreso he realizado? ¿En
qué libros he estudiado, donde tan poco aprendí? ¿Qué moral he practicado?
¿Qué enseñanzas he vertido? ¿De qué ha servido m i vida? ¿Qué buenos
ejemplos di? Ninguno, por vida mía, porque mi actual existencia ha sido de
penitencia, de verdadera expiación.
¡Siempre luchando! ¡Luchando en la soledad espantosa! ¡Qué vida tan
azarosa!... ¡Cuánto frío en mi corazón!...
Lo que me prueba qué he sido, lo que por mi mal presiento, un loco
calenturiento que miró y no quiso ver. Malgasté siglos y siglos, en lupanares y
orgías, y todas mis energías las agoté en el placer.
¿Cómo queréis, compañeros, que me encuentre decidida a un cambio
brusco de vida, si tiemblo ante el Más Allá? ¿Acaso en esta existencia milagros
he realizado? ¿Qué lágrimas he enjugado?
“No delires, basta ya” (dice una voz en mi oído). Sé justa al juzgar los
hechos; y tus actos provechosos no quieras desconocer. Porque dócil
instrumento te has prestado complaciente, y la inspiración potente nueva vida
dio a tu Ser”.
“Y consagrando tu tiempo a una noble propaganda, le dijiste al débil:
Anda, corre del progreso en pos. No se reduce la vida a estos momentos de
pena; rompe osado tu cadena y llama en tu auxilio a Dios”.
“Y has escrito; y tus escritos han despertado a las gentes, las almas
indiferentes algo sintieron por ti. Y Hasta en los antros sombríos de las cárceles
espantosas, en mazmorras horrorosas que te llamaban oí”.


“Y tu “Luz” de mano en mano con afán arrebataban, que en sus páginas
hallaban consuelo para su mal. Esperanzas de otras vidas, de otras leyes las
sentencias, de múltiples existencias la justicia universal”.
Con afán la estudiaré para rasgar de mi mente la sombra de “no sé qué”;
¿Tengo dudas? ¿Tengo fe? No sé lo que mi alma siente.
“Si tu voz ha resonado en los antros más obscuros, donde gimen los
perjuros maldiciendo su expiación. No digas que ha sido estéril tu paso por este
mundo, si por ti soñó un segundo el preso en su redención”.
“No temas, pues, a la muerte, ni te horrorice el mañana, “se obtiene lo
que se gana”, y tú has ganado un buen jornal. Tienes, cual tienen todos en el
banco de la vida, una póliza extendida que acredita tu caudal”.
“Ni eres rica, ni eres pobre, que no hay ni pobres ni ricos, ni seres
grandes ni chicos, y te diré la razón. ¿Se sabe hasta dónde llega el límite de la
vida? No; porque es indefinida de las almas la ascensión”.
“Siendo así, es “arca cerrada” la riqueza y la pobreza, ¿Dónde acaba y
dónde empieza su historia la humanidad? Nada se sabe en concreto, sólo una
cosa es sabida, que nunca acaba la vida; estudia esa gran verdad”.
Sólo sé, que agradecida a mis amigos de ayer, mi gratitud sin medida les
daré en mi eterna vida; ¡Porque ya sé agradecer!.

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