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domingo, 7 de agosto de 2011

ESPIRITISMO FILOSÓFICO Y TEOLÓGICO NATURAL DIÁLOGO CON UN ESPIRITISTA O DIÁLOGO FILOSÓFICO

ESPIRITISMO FILOSÓFICO Y TEOLÓGICO NATURAL
DIÁLOGO CON UN ESPIRITISTA O DIÁLOGO FILOSÓFICO
—Los cimientos del Espiritismo filosófico y teológico natural, ¿cuáles son?
—El Espiritismo filosófico se fundamenta en dos principios: La ley del Padre Espiritual y los Atributos Divinos.
—La ley u obligación que el Padre Espiritual establece para todos sus hijos, ¿cuál es?
—El Padre Espiritual cuando crea a sus hijos le encomienda: Amor, Paz y Caridad con todos sus hermanos.
—¿Hay alguna explicación más vulgar para comprender esta encomienda?
—Sí, y es la que Cristo utilizó: No hagas a tu hermano lo que no quieras que te hagan a ti y hazle lo que a ti te gustaría que te hicieran, en igualdad de circunstancias, que en ello amas al Padre que está en los cielos.
—¿Debemos entender que solo hay una manera de amar a Dios, y que es haciéndole a los demás hombres lo que a nosotros también nos gustaría que nos hiciesen?
—Sí, solo con ese modo de comportarse, el Padre Espiritual se siente amado por sus hijos, como también, no hay otro modo de ofenderle como no sea que hagamos a los demás lo que a nosotros no nos gustaría que nos hiciesen.
—Me has explicado la ley del Padre Espiritual, dónde quedan señaladas todas las obligaciones que al ser humano le fueron encomendadas por su Padre Creador, ¿qué me dirás del otro puntal del Espiritismo filosófico, como son los Atributos Divinos?
—Te diré que el Padre Espiritual posee los Atributos de: Amor, Paz, Caridad, Bondad, Misericordia, Justicia e Inmutabilidad, todos ellos en grado infinito.
—¿Qué debemos reconocer en Dios por los mencionados Atributos?
—Debéis reconocer que el Padre, por Amor, creó y crea al ser humano para tener con quién relacionarse, y le dota con un lenguaje espiritual para que pueda comunicarse con él y con sus hermanos espirituales. Por este infinito amor hacia sus hijos, el Padre también creó el animal y el vegetal para que, los seres humanos, se sirvan de ellos según sean sus necesidades.
Por el Atributo de Paz, debéis reconocer que el Padre se hace inmutable con sus hijos cuando éstos no quieren cumplir su encomienda, no castigando a ninguno, pero tampoco perdonándolos.
Por el atributo de Caridad, debéis entender que el Padre permite que sus hijos mayores guíen a sus hijos menores en el cumplimiento de la Encomienda Divina.
Por el Atributo de Bondad, debéis entender que el espíritu humano goza de libre albedrío, concedido por su Padre Espiritual, para que cumpla la Encomienda Divina cuando sea su voluntad.
Por el Atributo de Misericordia, debéis entender que el Padre Espiritual siempre ofrece a sus hijos una nueva oportunidad para poder cumplir la Encomienda Divina, permitiéndole, para ello, encarnar tantas veces como necesite para llevar a cabo el trabajo encomendado.
Por el Atributo de Justicia, debéis entender que el Padre Espiritual concede a todos sus hijos que le vean, oigan y comprendan con más claridad, en la medida que el ser humano cumple la Encomienda Divina; en esta visión y comprensión se ha de entender al Padre Espiritual y a toda la obra creada por él.
Por el Atributo de Inmutabilidad, debéis entender que el Padre Espiritual, es, fue y será la perfección suprema y, por lo tanto, todos sus Atributos los ha poseído y manifestado en todo tiempo y lugar; sus leyes, las que gobiernan todo lo creado, son, han sido y serán siempre las mismas, no pudiendo ser modificadas por nadie ni para nadie.
—Una vez conocidos los fundamentos del Espiritismo filosófico y teológico natural, ¿qué más me puedes decir?
—Ampliar el desarrollo de los citados Atributos del Creador para que, la humanidad que quiera juzgar al Espiritismo filosófico, vea si tiene fundamentos sólidos su mensaje.
—Me dices que el Padre por amor creó y crea a todos sus hijos, ¿cómo explica el Espiritismo filosófico y teológico natural esta cuestión de la creación del ser humano?
—El Espiritismo filosófico y teológico natural enseña que, todos los seres humanos, son creados en una exacta igualdad de derechos y obligaciones, recibiendo todos las mismas oportunidades, la misma ayuda, y disponiendo todos de los mismos medios o facultades, como también, todos están sujetos a la misma obligación, la de practicar el Amor, Paz y Caridad con todos sus semejantes.
—¿Será difícil que el ser humano comprenda y por lo tanto acepte estas enseñanzas?
—Difícil no, ya que es la explicación más ajustada del amor del Padre Espiritual para con todos sus hijos, ¿acaso no lo ves tú así?, te haré una comparación, ¿puede un padre material tratar a sus hijos con discriminación, es decir, ayudar a unos y negar esa misma ayuda a otros y tener la consideración de buen padre material?, imposible diréis, ya que el sagrado deber de padre le obliga a tratar a todos sus hijos por igual, proporcionándoles la misma educación a todos, la misma atención a todos, el mismo cuidado a todos etc.; ¿puede el Padre Espiritual ser de peor condición que los padres hombres?, con seguridad diréis que no, y sobre todo los teólogos de todas las religiones, por lo que os sugiero que os preguntéis, ¿puede iniciarse en este mundo la existencia del ser humano si comprendemos y aceptamos el Amor y la Justicia en Nuestro Padre Espiritual, al ver tantas desigualdades y diferencias entre los seres humanos, que van desde su situación material por su lugar de nacimiento, pasando por sus condiciones físicas, por su capacidad intelectual, por su personalidad moral, etc.?
El Espiritismo filosófico enseña que los Atributos del Padre Espiritual son perfecciones que posee y que manifiesta constantemente en su obrar.
Cuando los teólogos hablan de los Atributos Divinos o perfecciones que posee el Padre, nosotros entendemos que están mencionado las cualidades o virtudes que el Padre posee, y que debe manifestar en todo su obrar, en todas sus leyes establecidas para gobernar la naturaleza y todo lo creado por él, y que no se trata de ninguna manera de adulaciones dirigidas al Padre; si los Atributos Divinos, ya mencionados, son realidades y no adulaciones dirigidas al Padre, tenemos que llegar a la conclusión, que el Amor que reconocemos en el Padre tiene que estar justificado por sus hechos, y que, por lo tanto, lo que da a alguno de sus hijos tiene que ser dado a todos, que el trato que da a unos hijos tiene que ser el mismo trato que da a los demás, que con las facultades con que crea a alguno de sus hijos tienen que ser las mismas facultades con que crea a todos; ¿puede el Padre Espiritual ser ejemplo del Supremo Amor si no obrara de tal manera?
—Si hemos sido creados todos los seres humanos en una misma igualdad de derechos y obligaciones ¿por qué nos encontramos en este mundo en situaciones tan diversas y en circunstancias tan opuestas?
—Porque la culpa de venir a nacer a este mundo lo motivó nuestro incumplimiento de la Ley Divina en otros mundos mejores; todos hemos tenido la oportunidad de cumplir en otros mundos, pero por nuestra rebeldía fuimos separados de los hermanos obedientes y traídos a este destierro.
—A este mundo le llamas destierro, como también le llaman otras religiones, ¿tiene el mismo significado para todos?
—Te invito a que respondas tu mismo; el Espiritismo filosófico enseña que estamos en un destierro por no haber cumplido la Ley Divina en otros mundos, que la causa de nuestro destierro ha estado en nosotros mismos, en nuestra propia desobediencia, pero, ¿qué enseñan otras creencias que llaman a este mundo destierro?, enseñan que el hombre está desterrado por la desobediencia cometida por Adán y Eva, como antepasados de la humanidad presente, ¿entiendes que sea justo, que el hombre esté desterrado por una desobediencia que no ha cometido, por un pecado que no ha realizado? ¿a qué altura se pone la Justicia Divina, al enseñar que el hombre está sufriendo las consecuencias de un pecado o desobediencia en la que no ha tomado ni arte ni parte? ¿qué diríais vosotros de un padre material que al desobedecerle el hijo mayor, castiga a todos sus hijos por esa desobediencia? ¿diríais que ha procedido con justicia al hacer caer en todos sus hijos la culpa de la desobediencia cometida por uno de ellos?, supongo que diréis que no.
El Espiritismo filosófico enseña que cada hombre está recogiendo las responsabilidades de sus propias acciones, por lo que cada uno está redimiendo sus propios errores, sus propias faltas cometidas.
Ahora yo te pregunto para que te respondas a ti mismo, ¿en qué explicación consideras que queda mejor manifestada la Justicia Divina?
El Espiritismo filosófico enseña que la Justicia Divina pesa y mide con exacta balanza los hechos y acciones que cada hombre realiza, premiando con exacta medida las buenas acciones, como señalando con total exactitud las responsabilidades que contraemos al realizar acciones contrarias a la ley; por esa exacta Justicia, nadie es premiado, como también, nadie es castigado sin haberlo merecido; nadie se salvará por los méritos de otro, como también, nadie será condenado por los pecados cometidos por otro; ¿puede ser de otra manera si queremos sostener que Nuestro Padre Espiritual es bueno y Justo?
—Quisiera hacerte una pregunta, ¿los mundos que pueblan el universo tienen una finalidad?
—No cabe la menor duda, ¿Dios, el ser más sabio, puede crear algo sin una finalidad?
—¿Cuál es la finalidad de los mundos?
—Ofrecer a todos sus hijos un plano de trabajo diferente de acuerdo con su elevación espiritual, ¿acaso vosotros, los hombres, no hacéis lo mismo?, a vuestros estudiantes, ¿los colocáis a todos en el mismo grado o nivel de estudio?, considero que ésta es la mejor comparación que os puedo dar.
—¿En que consiste la diferencia de unos mundos con otros?
—La diferencia se encuentra en dos aspectos, la situación y condiciones de la vida material y, sobre todo, en la condición moral de sus habitantes.
—¿Puedes hablarme de esos dos aspectos?
—Te hablaré de la condición moral, que es lo que verdaderamente os debe interesar, ya que el otro aspecto, considero que podría despertar demasiadas curiosidades en vosotros; la condición moral la define nuestros sentimientos y nuestros hechos; cuanto más fuerza tenga en nosotros el Amor, Paz y Caridad en práctica hacia nuestros semejantes mayor grado de elevación tendremos.
—¿La estancia en mundos mejores la puede alcanzar el espíritu humano mediante súplicas y ruegos?
—Yo en verdad te digo, a ti y a todos los seres humanos, no os engañéis por más tiempo, la súplica y el ruego para nada sirven, solo sirven para haceros perder el tiempo; un Padre bueno y justo ha establecido una obligación para todos sus hijos, que debemos tratar a los demás como nos gusta ser tratados, y no hacer a los demás lo que tampoco a nosotros no nos gusta que nos hagan; solo el cumplimiento de esta obligación proporciona al ser humano un mayor grado de elevación, haciéndose, por lo tanto, acreedor de poder habitar en mundos mejores; si el Padre concediera algo por la súplica y el ruego dejaría de ser justo, por lo que os aconsejo que no perdáis el tiempo, utilizar vuestro tiempo en cumplir la encomienda del Padre, ya que, como Padre justo, nos concederá de una forma inmediata la recompensa que nos hayamos merecido por nuestro trabajo y cumplimiento.
—Has hablado de la creación del espíritu humano, asegurando que el Padre Espiritual en la creación de sus hijos no ha hecho diferencias entre ellos, todos han sido creados en una exacta igualdad de derechos y obligaciones, ¿qué explicación darías a los que sostienen que el Padre Espiritual también ha creado ángeles en una situación totalmente diferente a la de los hombres?
—Si el Padre Espiritual hubiera creado hijos de primera clase e hijos de segunda clase, ¿daría ejemplo de haber obrado con infinito amor hacia todos sus hijos?; has de entender que existen espíritus humanos inferiores y espíritus humanos superiores; entre los espíritus inferiores os debéis considerar los hombres, y a los espíritus superiores les podéis llamar con el nombre que vosotros queráis, ángeles, arcángeles, querubines…; pero unos y otros son hermanos nuestros, que han sido creados en la mencionada igualdad de derechos y obligaciones, y que la diferencia entre unos y otros, no es el haber recibido un trato más favorable por parte del Padre Espiritual, sino que, por haber establecido el Padre una exacta obligación para todos, la de tratarnos como verdaderos hermanos que somos practicando el amor, paz y caridad con todos; y como esta obligación no es cumplida por igual, por ley de justicia nos diferenciamos unos de otros; los espíritus inferiores son los que tienen pendiente el cumplimiento de la Encomienda Divina, y por espíritus superiores habéis de comprender, que son hermanos nuestros con una elevación y grandeza espiritual merecida por acatar y cumplir la Encomienda Divina, es decir, que han aceptado y cumplido las obligaciones establecidas por el Padre Espiritual; la situación del espíritu inferior es ignorancia, tinieblas y sufrimiento, en cambio, la situación del espíritu superior es totalmente opuesta, goza de sabiduría, goza de la luz, y todo es para él satisfacciones y gozos.
Te diré una cosa, acuérdate de la parábola del hijo pródigo, que con las explicaciones dadas te será fácil comprenderla; la parábola explica que un padre tiene dos hijos, y los dos gozando de la abundancia de bienes de su padre, pero uno decide marcharse de la casa y el otro quedarse; el que se quedó, siguió disfrutando de la abundancia de bienes que había en la casa, y el otro, al marcharse, se ha encontrado en una triste situación, pasó de la abundancia que tenía en la casa de su padre a la mayor escasez, proporcionándole esa nueva situación hambre, miseria, enfermedades etc.
¿Te has preguntado a quién representa el hijo pródigo y a quién representa el hijo obediente?, pues te lo diré: El hijo pródigo representa a la humanidad que no ha querido acatar la voluntad del Padre Espiritual y entre ellos están los habitantes de este mundo, ya que la desobediencia los ha traído hasta este destierro, pero las amarguras y decepciones de este mundo les hacen desear volver a la Casa Paterna, a la residencia de Nuestro Padre Espiritual.
El hijo obediente representa a la humanidad que desde el momento de su creación acató y practicó la Encomienda Divina; la humanidad obediente desde el principio de su existencia siempre ha sido un gozo su vivir, pues las amarguras de la vida se las encuentra sólo el desobediente, como lección para que comprenda su error, y tenga así la necesidad de cambiar, de ser obediente al Padre Espiritual.
—Cuando has hablado de la creación del ser humano, has dicho que el Padre Espiritual da a todos sus hijos un lenguaje espiritual para que puedan comunicarse con él y con todos sus hermanos espirituales, ¿podrías explicarme en que consiste este lenguaje espiritual?
—Es la facultad con que son creados todos los espíritus humanos para poder relacionarse y comprenderse tanto con el Padre Espiritual como con sus hermanos espirituales.
—Si es una facultad que tienen todos los seres humanos, ¿todos la podemos utilizar?
—Sin duda alguna, todos la podéis utilizar, y todos la debéis utilizar si deseáis ser ayudados espiritualmente por vuestros hermanos mayores que, como hemos dicho, podréis llamarles, ángeles, arcángeles, querubines o con el nombre que vosotros deseéis, ya que en vuestro lenguaje de hombres, podéis utilizar las palabras que os resulten mas claras.
—Te haré una pregunta muy concreta: Yo soy un hombre, habitante de este mundo tierra, y quiero ser ayudado espiritualmente porque necesito conocer la verdad, ¿qué debo hacer?
—En primer lugar cumplir con los deberes y obligaciones que te corresponden y, después, si no hay obligaciones materiales que te reclamen la atención, te olvidas de todos los asuntos de la tierra, diriges el pensamiento al Padre, a ese Sol que a todos alumbra, y pregunta por las cosas espirituales y, no dudes, serás respondido por otro pensamiento superior al tuyo, según te quepa en ley de Justicia Divina.
—¿Todos estamos en condiciones de comprender ese lenguaje?
—No lo dudes, todos estáis en condiciones de comprenderlo, aunque no todos estáis en condiciones de comprenderlo con la misma claridad.
—¿Por qué esa diferencia?
—Por la ley justa con que el Padre Espiritual trata a todos sus hijos; ¿no te he dicho que el Padre Espiritual permite que sus hijos le vean, oigan y comprendan con mas claridad en la medida que cumplen la Encomienda Divina?
—¿Entonces los obstáculos para comprender ese lenguaje espiritual los ponemos nosotros, los seres humanos?
—No lo dudes, los obstáculos para desarrollar y comprender el lenguaje espiritual son el orgullo, el egoísmo y la vanidad que os domina; desechad de vosotros estas imperfecciones, así como vuestros odios y pasiones, y veréis lo fácil que resulta el comprender ese lenguaje espiritual.
—¿Podrías decirme si hay preguntas que no serán contestadas?
—Pues todas las preguntas que hagáis sobre asuntos e intereses materiales, como tampoco tendréis respuesta a las preguntas espirituales que por justicia no sois dignos de comprender, en ese caso, os dirán que cumpláis con exactitud la Encomienda Divina, y que no desmayéis en el trabajo que os reclama el cumplimiento de vuestros deberes y obligaciones, para así haceros dignos del conocimiento que deseáis.
—¿Por qué esta facultad del ser humano no es más conocida por los hombres?
—Porque a los hombres orgullosos y egoístas de la tierra no le ha interesado que la verdad triunfe en la tierra, y por ello la tapan todo lo que pueden, porque no quieren bajarse del pedestal al que se han subido por su orgullo, abrogándose privilegios y excluyéndose de obligaciones.
La verdad espiritual pone al descubierto el orgullo de los malos religiosos, su hipocresía, rechaza los privilegios que se han otorgado y esto no gusta al hombre orgulloso y egoísta.
La verdad espiritual concede a todos los hombres la misma dignidad, ni el hombre de color blanco es superior al hombre de color negro, ni el negro es superior al blanco, ni la mujer es superior al hombre, ni el hombre es superior a la mujer, ni el sabio material es superior al ignorante, ni el ignorante es superior al sabio, ni el pobre es superior al rico, ni el rico es superior al pobre; las clases sociales solo existen entre los hombres, para Dios todos somos iguales, y por tener todos la misma dignidad, la de ser hijos de un mismo Padre Espiritual, también todos estamos sujetos a la misma obligación, la que el Padre Espiritual estableció para todos sus hijos, la de tratarnos con amor, paz y caridad universal.
—La comunicación de los hombres con los espíritus, fue condenada por muchos religiosos como un hecho ofensivo para Dios, sin explicar las razones por que lo hacían, sin embargo admiten que han existido, ya que la mayoría de religiones están fundadas sobre revelaciones habidas y recopiladas en sus libros sagrados, aunque las presentan como un hecho sobrenatural, ocurrido en un tiempo determinado y por algún motivo determinado, ¿qué me puedes decir sobre esto?
—Nosotros calificamos a esa relación o comunicación entre los hombres y los espíritus que ya no están ligados al cuerpo de la tierra, como un hecho natural, ocurrido en tiempos pasados, que ocurre en tiempo presente y que ocurrirá en tiempos futuros.
¿No es natural que los hombres se relacionen y se comuniquen para que los hombres ignorantes puedan aprender de los hombres sabios y los hombres sabios puedan ayudar a los hombres ignorantes? y ¿por qué no se ha considerado también natural la relación entre los espíritus encarnados y los espíritus libres? ¿no somos todos hijos de un mismo Padre Espiritual? ¿no existen espíritus ignorantes y espíritus sabios, consecuencia justa del comportamiento de cada uno? ¿cómo el Padre Espiritual se va sentir ofendido cuando su hijo ignorante busca el buen consejo y guía en su hermano más sabio?
Hagamos una comparación, ¿os ofendéis los padres hombres cuando veis que vuestros hijos más pequeños buscan consejo en sus hermanos mayores? ¿os atreveréis a decir que Dios es inferior a los hombres?
—¿El Padre Espiritual ha establecido alguna otra obligación más para sus hijos, que la de tratarnos como hermanos que somos, es decir, que tratemos a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros, y que no hagamos a los demás lo que tampoco no nos gusta que nos hagan a nosotros?
—Puedes estar seguro que no hay otra obligación establecida por el Padre, y que, los espíritus mensajeros del Padre, comprometidos con la obligación de ayudaros y guiaros en vuestro progreso espiritual, responden que no existe otra obligación en el hombre para cumplir la voluntad del Padre.
—¿Por qué hay tantas religiones y cada una señalando obligaciones tan diferentes a los hombres?
—La verdadera religión sólo debe hablar de la obligación que el Padre ha establecido para todos sus hijos, recordándole así al hombre sus verdaderos deberes para que, por su libre albedrío, los cumpla cuando sea su voluntad; si existen diferencias en las obligaciones señaladas por las diferentes religiones a sus seguidores, la respuesta nos la tendrían que dar los fundadores de esas religiones, nosotros solo les preguntamos: ¿Con qué derecho han establecido otras obligaciones a los hombres? ¿han considerado que el Padre Espiritual es ignorante para poder establecer las necesarias y justas obligaciones a sus hijos, por lo que se han creído con el derecho de añadir obligaciones al hombre en nombre de él?; si meditaran en la responsabilidad que contraen ante la Justicia Divina, con seguridad que no lo harían.
—Los formulismos y rituales que llaman religiosos, ¿tienen algún valor ante el Padre Espiritual?
—Ninguno, por lo que os aconsejo que los desechéis, quedaros solo con la obligación de amar al prójimo como a uno mismo, ya que, solo el cumplimiento de esta obligación, establecida por el Padre Espiritual, nos hace acreedores de recompensa espiritual.
—¿Por qué han sido tan bien aceptados por los hombres los formulismos y rituales religiosos?
—Porque los formulismos y rituales religiosos no os obligan a desechar de vosotros al orgullo, al egoísmo y a la vanidad; el amor al prójimo, practicado con sincero sentimiento, sí que os obliga a desecharlos, si en verdad queréis manifestar el sincero amor, ya que el amor es la antítesis del orgullo y egoísmo, y por ello Jesús decía que no se podía servir a dos señores a un mismo tiempo; ¿no os habéis preguntado por qué Jesús llamó sepulcros blanqueados a los religiosos de su tiempo? ¿sería por falta de formulismos y rituales religiosos? o ¿no sería por falta de verdadero amor hacia sus semejantes?
—Hay una cuestión que siempre me ha preocupado y es la adoración de imágenes, ¿qué me puedes decir sobre esto?
—Pues te diré lo mismo que dijo Jesús y sus Apóstoles: Huid de la idolatría, los ídolos nada son; el ser humano, como te he dicho, tiene facultades para comunicarse con sus hermanos espirituales y también con el Padre Espiritual cuando se lo haya merecido; usad esta facultad mediante la profunda meditación para ser ayudados y guiados por el camino de la perfección moral; la adoración de imágenes solo ha servido para entretener al ser humano en este mundo, por lo tanto, los que la aconsejan y practican, son responsables del atraso que causan a sus semejantes en el progreso moral e intelectual; haceros esta pregunta, ¿puede oírme y responderme alguna de las muchas estatuas que representan a algún hombre encarnado en este mundo?, yo creo que estaréis conmigo y que diréis que no puede oír ni responder, aunque represente a un ser humano encarnado todavía en este mundo, como tampoco me puede oír ni responder si representa a un hombre que dejó ya de pertenecer a él.
La idolatría proviene de los gentiles, y se trata de una tradición religiosa totalmente perjudicial al progreso del hombre.
A nosotros nos causa gran pena ver como algunos hombres os postráis ante los ídolos pidiendo, suplicando y rogando, sin haberos preguntado, ¿qué puedo yo esperar de este ídolo de madera, o de piedra, o de metal, al que yo suplico y ruego? ¿no os dais cuenta que sigue siendo un trozo de madera o de piedra o de metal, aunque se haya esculpido en él la figura de un ser humano?
—Cuándo el ser humano deja su cuerpo material en la tierra, ¿qué le sucede?
—Simplificando la respuesta te diré, el que ha cumplido la ley del Padre Espiritual pasa a un plano o mundo mejor, y el que no la ha cumplido, tendrá que volver a la tierra a empezar de nuevo el cumplimiento de los deberes que antes no realizó, teniendo que sufrir en beneficio de sus semejantes tanto como él ha hecho sufrir a los demás con sus actitudes orgullosas, egoístas y vanidosas.
—¿Entonces no existe la condenación eterna para el espíritu humano cuando no cumple la ley Divina?
—Te ayudaré a que respondas tu mismo, ¿crees en el Amor, Misericordia y Justicia del Padre Espiritual?
—Por supuesto que creo que existen estas virtudes en el Padre Espiritual.
—Pues si crees en el amor infinito de Nuestro Padre Espiritual hacia todos sus hijos, ¿consideras que el Padre algún día nos va a dejar de amar y, por lo tanto, se va a olvidar para siempre de nosotros y no ser, por ello, nunca más recordados por él? ¿recuerdas la parábola del hijo pródigo? ¿crees que se olvidó el padre del hijo que, por no obedecerle, se había marchado de casa? ¿crees que no estuvo siempre esperando su regreso confiando en que, más tarde o más temprano, se arrepentiría de su error? ¿no lo recibió con gran alegría?, no te he explicado que el Padre Espiritual por su infinita Misericordia nos permite encarnar cuantas veces necesitemos para que cumplamos la Encomienda Divina (su Ley); ¿puede un padre, lleno de infinita misericordia, no ofrecer a su hijo la oportunidad de rectificar, la oportunidad de cambiar, la oportunidad de redimir sus errores y faltas cometidas en anterior encarnación?.
La Misericordia Divina no es una virtud opuesta a la Justicia infinita, los dos atributos mencionados se armonizan y complementan.
El Padre, por su exacta justicia, no nos puede perdonar ninguna de las faltas cometidas contra nuestros semejantes; la Justicia Divina establece con toda exactitud las responsabilidades contraídas por nuestro equivocado vivir, es decir, por los malos tratos dados a nuestros semejantes.
La Misericordia Divina, como virtud en Nuestro Padre Espiritual, no se opone a su infinita Justicia, simplemente nos abre una puerta para que podamos demostrar nuestro arrepentimiento tomando una nueva encarnación.
La Justicia Divina señala nuestras responsabilidades contraídas, sin quitar ni poner, y el ser humano, por la infinita Misericordia del Padre, puede volver a nacer, para poder rectificar sus errores, para poder redimir sus faltas, para poder compensar con sacrificios, con la práctica del amor y caridad hacia los demás, los perjuicios causados a sus semejantes en anteriores encarnaciones; nadie debe esperar del Padre Espiritual que, por su infinita Misericordia, nos vaya a perdonar la más pequeña falta cometida contra un semejante.
—Me estás dando argumentos para que comprenda que, para el espíritu humano, no existe la condenación eterna, y para ello me has hablado del Amor y de la Misericordia infinita del Padre, haciéndome llegar a la conclusión de que, o negamos en el Padre la existencia de los mencionados atributos de Amor y Misericordia, o de lo contrario, tenemos que negar la condenación eterna para el espíritu humano.
—Conclusión que la encuentro muy acertada, por lo que los seres humanos que crean en el Amor y Misericordia del Padre tendrán que negar la condenación eterna, o de lo contrario, los que creen en la condenación eterna están afirmando que en el Padre no existe ni el Amor y ni su Misericordia infinita.
—Pero también me has hablado de la Justicia Divina para justificar que, por este atributo Divino, tampoco es aceptable la condenación eterna.
—Sabes muy bien que la justicia Divina debe pesar y medir con exactitud las faltas cometidas, estableciendo las justas penas que cada uno se ha hecho acreedor; por lo que, entre el delito y la pena tiene que haber una correlación justa; las faltas están cometidas durante un tiempo, que si lo comparamos con la eternidad es un segundo, en cambio el castigo es eterno, ¿tu ves una correlación justa entre el delito o falta cometida durante un segundo de la eternidad y la condenación por toda la eternidad, sin posibilidad de poder redimir las faltas cometidas?
Es posible que los religiosos usaran o usen este planteamiento para atemorizar a la humanidad, pero carece de base, de fundamento filosófico y teológico; es necesario que a la humanidad se le hable de la Justicia Divina pero dentro de su exacta explicación; explicarle la lección que sobre la Justicia Divina dio Jesús: Con la vara que midáis seréis medidos, por lo que la humanidad ha de saber que el que siembra abrojos para que otro los pise, recordarle que, abrojos semejantes a los que él ha hecho pisar, los tendrá que pisar él para limpiar el camino que ha ensuciado.
Recordarle al hombre que los sufrimientos, amarguras, estrecheces etc. que hace pasar a sus semejantes, mas tarde o temprano, el mismo los recogerá para poder liberarse de las responsabilidades que ha contraído ante la Justicia Divina.
—Me has ayudado también a comprender que la condenación eterna no puede existir por la exacta justicia del Padre, pero también me explicas con total claridad que el perdón, para las faltas cometidas contra la ley de Dios, no existe, ¿por qué tantas religiones han enseñado que existe el perdón de los pecados, cuando no es posible que exista, si hemos de creer en la exacta Justicia Divina?
—Sobre el por qué algunas religiones han enseñado el perdón de los pecados a sus seguidores, esa respuesta te la tendrían que dar los fundadores o los continuadores de las religiones que lo aceptan y enseñan; nosotros solo podemos decir que, enseñar que existe el perdón de los pecados por el hecho de pedir perdón, o por el hecho de confesárselos a otro hombre, eso es negar la Justicia Divina.
—El perdón de los pecados cometidos contra la ley de Dios, ¿es la negación de la Justicia Divina?
—¿Acaso no lo ves tu así?
—Por supuesto que lo veo así, pues, la justicia y el perdón son para mí conceptos opuestos, incompatibles, como supongo que lo verán también muchos seres humanos; sin embargo te preguntaré, ¿por qué el perdón de los pecados ha sido tan bien aceptado por los hombres?
—Te explicaré por qué ha sido tan bien aceptado el perdón de los pecados con una comparación material; a la mayoría de los hombres le gustaría que la justicia se amoldara a sus intereses, por eso, cuando un hombre es víctima de los abusos o maldades de otro u otros hombres, clama por la justicia para que lo defienda, clama que la justicia obligue al criminal a compensarle todos los daños que le ha ocasionado, y si la justicia llegara a perdonar al delincuente, el hombre que fue víctima pondría el grito en el cielo, como vulgarmente decís los hombres, diría que la justicia no es tal justicia, que la justicia debe establecer penas ajustadas al delito, pues de lo contrario, ¿para que se quiere la justicia?, diría el hombre que fue víctima; pero, ¿que ocurre cuando este mismo hombre es él el criminal y otro u otros hombres son las víctimas?, entonces pensará lo contrario, estará esperando que la justicia le abra alguna puerta para el perdón, para la reducción total de las penas o, cuando menos, para la reducción parcial de las penas establecidas por la justicia.
—¿Por qué desea el hombre que la justicia actúe de manera diferente cuando es él el perjudicado, que cuando es él el delincuente?
—La respuesta ya te la he dicho, porque los hombres queréis amoldar la justicia a vuestros intereses; por eso es muy bueno que todos os preguntéis, ¿puede la exacta justicia amoldarse a los intereses de cada uno?, supongo que diréis que no, pues si la justicia de los hombres se adaptase a los intereses de cada hombre, en ese caso, dejaría de haber justicia; ¿cómo pretendemos acomodar la Justicia Divina a nuestros intereses y comodidades?
—¿Es perjudicial enseñar al hombre que existe el perdón de las faltas cometidas contra la ley de Dios?
—Es un gran perjuicio el que causáis a vuestros semejantes que en vosotros confían, es una gran responsabilidad que contraéis ante la Justicia Divina al enseñar u ofrecer a los hombres la posibilidad de que le sean perdonadas sus faltas; ¿no comprendéis que estáis enseñando y por lo tanto colaborando con la irresponsabilidad del obrar de muchos hombres?.
Las lecciones dadas por los que se consideran pastores de almas, deben ser muy claras, enseñando que todos los hombres tenemos libre albedrío para obrar y cumplir, y que, por ese libre albedrío que poseemos, todos somos totalmente responsables de nuestros actos, recibiendo por los hechos ajustados a la ley de Dios el premio espiritual que nos hayamos merecido, como por los hechos de desobediencia a la ley nos exigirán el pago de las justas responsabilidades.
El ser humano debe saber que, Nuestro Padre Espiritual, es la perfección suprema siendo totalmente inmutable en su obrar, por lo tanto en él no cabe los cambios en sus decisiones; si su Justicia infinita establece la exacta responsabilidad contraída por realizar acciones contrarias a la Ley, ¿quién puede modificar o anular las responsabilidades que establece la Justicia Divina? ¿creéis que puede haber algún hombre con poderes para anular lo que establece la Justicia Divina? ¿lo puede hacer el Padre?, imposible, ya que en Dios no existen contradicciones en su obrar y proceder; los hombres cambian de criterio porque son mutables, imperfectos, con poca sabiduría, pero, ¿puede el Padre Espiritual cambiar las decisiones que ha tomado dentro de la más exacta justicia?
Daré un consejo espiritual para todos los que lean este folleto, si es su voluntad meditarlo y aceptarlo: Enseñar que, a la Justicia Divina, no se le escapa ni el más pequeño acto de amor y caridad practicado con un semejante, por oculto que se haya hecho, como tampoco se le escapa el más insignificante acto de burla, desprecio o abuso cometido contra otro semejante.
En el Libro de la Vida de cada ser humano se escribe con total exactitud todos los hechos practicados con nuestros semejantes, y nadie tiene potestad para borrar, añadir o quitar nada de lo que allí está escrito; ¿cuánta decepción se llevan los seres humanos que, al dejar su existencia material, se encuentran ante la Justicia Divina creídos que sus pecados estaban perdonados? ¿cuánta amargura al ver que, en su Libro de la Vida, no se ha omitido ni el más pequeño hecho contrario a la Ley de Dios? ¿quiénes serán los responsables de esa decepción, así como de la amargura que sienten los seres humanos cuando se presentan ante la Justicia Divina?; cierto, que los primeros responsables son ellos mismos, pero los que le han aconsejado y educado en el mencionado perdón de los pecados, también se han de sentir partícipes de esa responsabilidad.
—Me has explicado que el Padre Espiritual, por su infinita Misericordia, permite que volvamos a ser hombres, que podamos volver a nacer en este mundo para cumplir lo que antes no hemos cumplido, para compensar, con sacrificios en beneficio de nuestros semejantes, los perjuicios causados en anteriores encarnaciones, ¿quién elige las circunstancias de nuestra encarnación?
—Te daré una explicación muy sencilla, cada ser humano que está necesitado de nacer en este mundo por no tener su cuenta saldada, él mismo elige las pruebas que desea pasar, eligiendo por lo tanto la familia, la nación, el sexo, así como también imprime a su cuerpo, al que le da forma y vida, las condiciones que él considera más favorables, tales como defectos o deficiencias en la materia, así como cualquier otra limitación material que la considere necesaria para poder superarse a si mismo y así alcanzar la mayor perfección moral.
Si el ser humano no fuera él el que decide su situación como hombre, ¿podría sentirse totalmente responsable del fracaso si, después como hombre, no cumple con todo lo que prometió? ¿no ves en esta decisión el uso del libre albedrío que todos tenemos, concedido por el Padre Espiritual a todos sus hijos? ¿por qué crees que al hombre le aconsejamos paciencia y resignación en las luchas y contratiempos de la vida, en las adversidades que se le presentan?, porque ha sido su elección, es el camino que el mismo eligió para redimir sus faltas, sus errores pasados; no es el azar ni la mala suerte la causa de su situación, es su elección, que la ha tomado para desandar el camino equivocado por el que algún día ha caminado.
—La encarnación en este mundo tierra del espíritu humano deudor ante la Justicia Divina ¿es una necesidad en él?
—Ciertamente que es una necesidad en él; ya que el espíritu humano desea salir, o mejor dicho, desea mejorar su situación espiritual, y no tiene otro medio ni tiene otro lugar dónde hacerlo.
—Si encarnar en el mundo tierra es una nueva oportunidad para el espíritu humano, dónde puede redimir sus deudas ante la Justicia Divina y realizar trabajos bajo el lema de: Amor, Paz y Caridad con todos, para hacerse rico espiritualmente, ¿hace una gran caridad la pareja humana que se preste para recibirlo como hijo material?
—Ciertamente que es una de las mayores caridades que podéis hacer los seres humanos encarnados, ya que es tender la mano a un necesitado, hermano nuestro.
—A los hombres le cuesta ver en la procreación un acto de amor y caridad hacia sus hermanos espirituales, necesitados de nacer, ¿por qué?
—Ciertamente que le cuesta, porque es mucha la ignorancia y mucho el egoísmo que aún domina a demasiados hombres, y también, por la contradictoria educación recibida, que si bien, la mayoría de religiones enseñan a creer en la vida futura, es decir, en la vida que continúa después de la muerte del cuerpo, no enseñan de una manera que convenza, ¿que pasará con el ser humano cuando conozca y comprenda que ha vivido equivocado, al actuar en su vida material de una forma orgullosa, egoísta y vanidosa y, por lo tanto, la Justicia Divina le hace responsable de tantos atropellos y abusos cometidos contra sus semejantes?.
No hay una respuesta clara y convincente para explicar como actuará Nuestro Padre Espiritual, lleno de infinita Misericordia, pero también lleno de infinita Justicia, con sus hijos equivocados.
El Espiritismo filosófico y teológico natural, responde que el Padre Espiritual por su infinita Justicia no va a perdonar el más pequeño atropello cometido contra otro ser humano, pero por su infinita Misericordia nos permite volver a nacer, para que podamos redimir, para que podamos compensar con actos de amor, paz y caridad hacia toda la humanidad, las malas acciones realizadas en anterior encarnación.
—Tus explicaciones me parecen muy claras y muy coherentes, ya que, si Nuestro Padre Espiritual es Misericordia infinita, yo no comprendería que pudiera serlo si no diera a sus hijos la oportunidad de renacer para rectificar sus errores; ¿es difícil que estas explicaciones sean aceptadas por los hombres?
—Difícil desde luego que no, dado su coherencia en las explicaciones, como dices tú, la dificultad viene dada porque dejar tradiciones religiosas, aunque te enseñen misterios absurdos, le cuesta mucho al hombre y sobre todo a los directores de las religiones.
—¿Le darías algún consejo a los directores o pastores de las religiones?
—Solamente les diré que, en la época de Jesús, hubo un hombre llamado Pablo, que tuvo el valor de dejar sus errores y convertirse en propagador y defensor de la verdad espiritual, yo sólo deseo que, en los tiempos actuales, aparezcan muchos <<Pablos>>.
—Si el espíritu humano elige y por lo tanto conoce las circunstancias en las que va nacer, como son situaciones de mucha hambre, de mucha estrechez, de marginación por su color, por su raza o por el sexo etc., ¿por qué se elige estas situaciones?
—Para redimir sus faltas, no dijo el gran Maestro que con la vara que midáis seréis medidos, que el que a hierro mata a hierro muere, ¿no os dicen nada estas palabras?, acaso no os dicen que el que ha causado sufrimiento a los demás por su orgullo y ambiciones lo tendrá que recoger.
—Si la procreación efectuada por la pareja humana es un acto de amor y caridad por prestar una ayuda espiritual a un hermano que está necesitado de nacer en este mundo, ¿en qué consideración tenéis la actitud humana del celibato que el hombre o la mujer se imponen por voluntad propia?
—El celibato que el hombre o la mujer se imponen por voluntad propia, es una desobediencia a las leyes de la naturaleza, y por lo tanto a la Ley de Dios; es un acto totalmente egoísta, ya que es negarse a prestar la ayuda a un hermano espiritual, cuando nosotros, para ser hombres, nos hemos beneficiado de esa misma ayuda recibida por otros que llamamos padres materiales.
—¿Por qué algunas religiones presentan el celibato como una gran virtud?
—Esa respuesta te la tenían que dar los que lo enseñan, yo solo te preguntaré: ¿Puede ser virtud la desobediencia? ¿podemos agradar a Dios con nuestra desobediencia al cumplimiento de su mandato de: Crecer y multiplicaos? ¿puede el hombre recibir recompensas espirituales de Nuestro Padre Creador por sus actitudes egoístas y orgullosas?
Meditad, amada humanidad, buscar con vuestro pensamiento la relación con vuestro guía protector para no ser engañados por una mala dirección.
Es lamentable oír decir a algunos de los que se dicen ser directores de algunas religiones: Somos hermanos, pero sin embargo, de las obligaciones que señalan a los demás hombres, ellos se excluyen de ellas, ¿por qué? ¿puede alguien excluirse de las obligaciones señaladas por Nuestro Padre Espiritual? ¿se consideran más grandes?, pues yo les diré que grande es el que cumple la voluntad del Padre, y pequeño es el que se considera grande pero no cumple con sus obligaciones.
—Me explicas que la procreación es una obligación moral que incumbe a todos los hombres con facultades para ello, pero, ¿pudo el Padre Espiritual excepcionar a alguno de esta obligación?
—Ya sabes que el Padre es amor y justicia igual para todos sus hijos, por lo tanto el Padre no hace excepciones con nadie, son los hombres orgullosos y soberbios los que se excluyen de esta obligación, ¡ojalá se den cuenta de su error y rectifiquen!
—Me gustaría que me hablaras de otra obligación del hombre: El ganar el pan con el sudor de la frente, ¿incumbe a todos los hombres?
—Por supuesto que sí, todos los hombres están obligados a trabajar para cubrir sus necesidades materiales, trabajo que deben efectuar de acuerdo con sus facultades físicas e intelectuales.
—¿Pueden sentirse excluidos los religiosos o directores de almas?
—De ninguna manera, por la misma razón que te he expuesto antes, que Dios es amor y justicia igual para todos, y el más grande es el que mejor cumple la voluntad del Padre; además, has de tener muy presente que, el director o pastor de almas, no solamente ha de dar buenos consejos, sino que sus hechos han de ser lección y ejemplo para los demás; con sus hechos y comportamiento ha de demostrar su humildad acatando la voluntad del Padre, ¿cómo puede demostrar su humildad de acatamiento de la voluntad del Padre si se excluye de las obligaciones que él mismo señala para los demás hombres?
—El cargo de pastor o director de almas, ¿tiene mucha responsabilidad?
—Por supuesto que tiene mucha responsabilidad, ya que con sus instrucciones y ejemplos puede dar mucha y buena orientación y guía a la humanidad, como causar mucho perjuicio con sus malos ejemplos e instrucciones equivocadas; en este último caso mejor os sería que fuerais pastores de animales antes que pastores de almas, ¿cuánto lloraréis cuando veáis que por vuestra causa se han extraviado tantos seres humanos? ¿cómo os lamentaréis de haberos dejado dominar por el orgullo, por el egoísmo y por la vanidad? ¿cuánto pesar, ya que, por disfrutar de unas comodidades materiales, no os ha importado seguir las tradiciones religiosas, aunque veíais lo absurdas y equivocadas que eran?
—Me has explicado que el Padre Espiritual, por amor a todos sus hijos, ha creado el animal y el vegetal para que el ser humano, haciendo uso de ellos, pueda cubrir todas sus necesidades, ¿hay algo en la naturaleza que Dios haya prohibido su utilización por parte del hombre?
—No, todo lo ha creado Dios para que, el ser humano, lo utilice según sus necesidades, lo único que tiene prohibido es el abuso, como hecho perjudicial para él o para los demás.
—¿Puede haber, por lo tanto, algún alimento que yo tome de la naturaleza y que me ensucie espiritualmente?
—Por supuesto que no, lo único que os ensucia espiritualmente es el comportamiento orgulloso, egoísta y vanidoso, ¡desechadlo para estar limpios!
Como hijos que somos todos del Creador Universal, que llamamos Dios, estamos todos destinados a ocupar mejores moradas que la que ocupa el hombre en este mundo tierra, pero solo son nuestras condiciones morales las que nos hacen dignos y acreedores de poder habitarlas; en esos mundos mejores, que podéis llamarle cielo o como vosotros queráis, habitan seres humanos, humildes, amorosos, generosos, respetuosos, pacíficos y muy caritativos con los demás, por lo que, sólo adquiriendo esas cualidades morales que ellos poseen, podemos hacernos dignos de poder habitar con ellos.
Es hora de que desaparezca la falsa moral que todavía se sigue enseñando en la tierra, ¡dichosos los que cooperen en su propagación con su palabra y ejemplo!
Recuérdale a los hombres, aquel consejo del gran Maestro: <<No ensucia lo que entra sino lo que sale>>.
—Me has explicado que, el nacimiento del ser humano en este mundo, se debe a su necesidad de salir de la situación en la que se encuentra, es decir, de mejorar su situación a la que le ha conducido su obrar orgulloso, egoísta y vanidoso, eligiendo él mismo las circunstancias de su nacimiento, como las deficiencias o limitaciones en su materia para mejor cumplir; sabiendo el hombre todo esto, ¿cuál ha de ser su comportamiento con relación a sus hermanos espirituales que renacen a la vida material?
—En primer lugar, saber que nadie está autorizado a ser verdugo de su hermano, por lo tanto, los que lo son, responderán ante la Justicia Divina del mal trato que dan a sus semejantes; después, recibirlos con todo amor y caridad, sin negarle nunca el derecho a nacer a ningún ser humano que venga a encarnar, y que, para ello, haya iniciado el proceso de ser hombre en el vientre de una mujer, aunque sepamos que su materia, a la que él da forma y vida, presente deficiencias de cualquier tipo, ya que, el ser humano, ha de saber que no se deben a un error o fallo de la naturaleza, al azar o a la mala suerte; se trata de una decisión tomada por el espíritu humano que encarna, y motivada por una necesidad espiritual.
¿No os acordáis de las palabras del Maestro: <<Si tu mano te va a servir para pecar, córtala>>?.
—¿Debe ser respetada, por lo tanto, la vida del ser humano en cualquier circunstancia que se manifieste o se encuentre?
—Por supuesto que debéis respetar la vida de todo ser humano, como también la vuestra propia, aunque las circunstancias y condiciones materiales en las que se vive, sean lamentables, como decís los hombres; detrás de toda situación hay una causa justa que a veces os cuesta comprender, pero meditad con fe y veréis como comprenderéis la respuesta justa que hay para todas las situaciones.
Ha habido expresiones que, habiendo partido de algunos religiosos, confunden al ser humano, como ocurre con la expresión: <<Dios lo ha querido>>, pero meditad y comprenderéis que Dios no puede querer para un hijo lo que no quiere para todos, ya que, a todos nos ama por igual, ¿se atreverán los religiosos de la citada expresión a decir lo contrario?.
Si un hombre, en el transcurrir de su vida, se encuentra con más amarguras que otro, con más luchas y contratiempos que otro, no puede pensar que sea por un capricho de Nuestro Padre Espiritual, tiene que estar motivado por una causa justa, y esa causa solo podrá ser justa, si se debe a una consecuencia de nuestro propio comportamiento o decisión.
—Me has hablado del gran valor que tiene el ejemplo como enseñanza, ¿tiene valor ante la Ley de Dios las instrucciones dadas con la palabra?
—Por supuesto que tiene valor ante la Ley de Dios las instrucciones dadas con la palabra, siempre que estén refrendadas con vuestros hechos, pues de lo contrario, os pareceréis a los sepulcros blanqueados.
—La señal de un buen espiritista, ¿cuál es?
—La señal de un buen espiritista son sus hechos, con ellos demostrará si cree o no cree en el mensaje del amor al prójimo; no queráis engañar a nadie con las apariencias, pues solo sirven para engañaros a vosotros mismos; la Justicia Divina sabe ver más allá de las apariencias, y por lo tanto, sabrá ver con que finalidad hacéis las cosas, si lo hacéis por un sincero amor a los demás, o si lo hacéis por una apariencia que os permita recibir elogios de vuestros semejantes.
—Yo leo la historia de la humanidad, y veo como la mayoría de los religiosos se han querido distinguir en todos los tiempos por su ropaje, utilizando sus vestidos como signo de distinción, ¿por qué lo han hecho?
—La respuesta te la tenían que dar ellos, y no solamente sobre el por qué se han querido distinguir y se quieren seguir distinguiendo por sus ropajes, sino también tenían que explicar, ¿por qué casi siempre han ocupado un preferente status social? ¿por qué han gozado de privilegios otorgados por las leyes de los hombres? ¿por qué han tenido y tienen tanto poder político, económico etc.?
Yo solo aconsejo al hombre, que trate de cumplir la Ley de Dios, en todos los momentos, circunstancias y lugares, pues, solo este cumpliendo, es lo que tiene en cuenta la Justicia Divina.
¡Los hombres que quieran ser grandes en la tierra, que no esperen serlo en el cielo!.
La historia de la humanidad de la tierra, es una triste historia; el hombre orgulloso se ha creído más que su hermano, ya por su rango social, ya por su situación económica, ya por su raza, ya por el sexo, ya por su color, ya por su nacionalidad, ya por su lengua, ya por su creencia etc.; pero realmente, ¿quién es el más grande?, el que mejor cumpla la Ley del Padre Espiritual, por lo tanto, el que más humildad, generosidad, respeto y caridad haya practicado con sus semejantes, ése será el más grande; el hombre, religioso o no religioso, creyente o no creyente, no será más grande espiritualmente por las ropas que vista, ¡cuánto orgullo en el hombre cuando quiere demostrar grandeza por la ropa lujosa con que cubre su cuerpo o calza sus pies! ¡distinguiros por vuestros hechos, no por vuestras ropas!
—Cuando me has hablado de la Justicia Divina, me has dicho que el Padre permite a todos sus hijos que le vean, oigan y comprendan con más claridad, tanto a él como a toda su obra, en la medida que cumplen con la Encomienda Divina, por lo que yo te pregunto, ¿existen los misterios divinos?
—Atiende bien a la explicación que te voy a dar: Si el Padre tuviera misterios para sus hijos que cumplen la ley, ¿sería un padre bueno y justo?; si el Padre participara por igual a todos sus hijos de la visión y comprensión sin tener para nada en cuenta su comportamiento, ¿obraría con justicia?; por eso, yo te digo, que habrá seres humanos que vean lo que otros no puedan ver, que habrá seres humanos que oigan lo que otros no pueden oír, y que habrá seres humanos que comprendan lo que otros no pueden comprender, siendo todo ello una consecuencia justa de nuestro comportamiento.
La palabra <<misterio>> es utilizada por los hombres para señalar hechos o acontecimientos que le resultan incomprensibles, pero si el ser humano cree de verdad en su Padre Espiritual, y también en su amor y justicia, dejará de utilizar la palabra misterio para decir: Este hecho o acontecimiento no lo comprendo porque todavía no soy digno de ello, pero si trabajo en el cumplimiento de la Ley del Padre Espiritual, sé que alcanzaré los méritos necesarios para comprender lo que ahora no puedo comprender.
Cuando los hombres, y sobre todo los religiosos, emplearon la palabra <<misterio>>, fue para decirle a la humanidad, este acontecimiento no os lo puedo explicar porque nadie lo puede comprender, ¡que actitud más orgullosa!, ¿acaso, lo que un hombre no comprende no lo puede comprender otro con méritos espirituales para ello? ¿cuándo será eliminada de vuestro lenguaje la palabra <<misterio>> con ese significado tan contrario al Amor y Justicia del Padre Espiritual?
—Cuando me has hablado de la Caridad del Padre, me has dicho que Dios permite que sus hijos mayores guíen a sus hijos más pequeños en el cumplimiento de la Encomienda Divina, ¿qué hecho me podrías señalar, como más trascendental, para justificar esta Caridad del Padre?
—Pues te diré que el Padre Espiritual, cuando crea a todos sus hijos, a todos los pone bajo la protección y dirección de otro hijo mayor, al que le podéis llamar, <<Guía Protector>>, <<Ángel de la Guarda>>, o con otra palabra de vuestro lenguaje de hombre que consideréis mas clara.
—¿Cuál es la función o trabajo más importante que realiza el Guía Protector con su protegido?
—El de avisarle por medio del toque de su conciencia, cuando va obrar de una forma contraria a lo que establece la Ley Divina.
—¿Qué hechos o acciones debemos considerar que son contrarios a la Ley del Padre Espiritual?
—Todas aquellas acciones o hechos que sean manifestaciones del orgullo, del egoísmo y de la vanidad, es decir, cuando hacéis a vuestros semejantes lo que a vosotros no os gustaría que os hiciesen.
—¿Sacamos todos los hombres el mismo provecho de esta ayuda?
—Por supuesto que todos no sacáis el mismo provecho; el que sea más fiel a su conciencia, ése será el que mas provecho sacará de esa ayuda.
—Esta ayuda ya es conocida por los hombres, pues es enseñada por muchas religiones, ¿ha sido bien comprendida?
—Puedes decir que es conocida, pero poco comprendida, pues solo demostráis interés en que os ayuden en vuestros objetivos materiales, en vuestras metas egoístas, y os olvidáis de que la verdadera ayuda que os deben proporcionar, es guiaros en el cumplimiento de la Ley del Padre Espiritual, es decir, en el cumplimiento de vuestros deberes y obligaciones, y por eso, cuando los deberes y obligaciones que os corresponden, representan sacrificio, esfuerzo, renuncia, entonces le buscáis para que os aparten tanta lucha y sacrificio, cuando le debíais buscar para encontrar valor y paciencia en las citadas luchas o contratiempos, ya que con ello, el ser humano redime su pasado, y se hace acreedor de un futuro mejor.
Aconseja a los hombres que la ayuda que busquen y esperen de su guía protector sea solamente la que tenga una finalidad espiritual, la que permite llevarse de este mundo gran riqueza moral; dile que no busquen ayuda para los intereses materiales, porque nada recibirán.
—Hay una cosa que me interesaría saber, ¿está autorizado el hombre a imponer su religión o creencia a otro hombre?
—Por supuesto que nadie está autorizado a imponer a otro hombre su religión o creencia, y si lo hacéis o si lo hacen, se ha de considerar como un atropello al respeto que os debéis los unos a los otros; medita una cosa, ¿te gusta que otro hombre te imponga su creencia?, pues, has de considerar, que nadie puede robar el libre albedrío que el Padre Espiritual nos ha concedido a todos; ¿no te acuerdas de lo que dijo Jesús a sus Apóstoles, que dónde no le escucharan sacudieran el polvo de sus sandalias y continuaran el camino? ¿acaso no es esto aconsejar el total respeto a los demás?
—Sin embargo, la historia de la humanidad está llena de abusos cometidos por muchas religiones, incluidas aquellas que se dan el título de cristianas, por no respetar a los demás en sus creencias, ¿qué me puedes decir sobre esto?
—Por supuesto que, la historia de la humanidad, como te he dicho, es una triste historia, dónde se relatan muchos atropellos cometidos por muchas religiones, incluidas, como tu dices, muchas que se titulan cristianas, aunque lo peor de todo es que todavía se están cometiendo en los tiempos actuales.
—¿Podrías decirme que atropellos se siguen cometiendo en la actualidad?
—Pues los mismos de antes, aunque algunos con cierto disfraz, ya que todavía hay partes en el mundo que, los religiosos, amparados por el poder material que tienen, no respetan el derecho que tiene el hombre de gozar de una total libertad de conciencia y se sigue imponiendo al hombre la religión dominante del lugar, como también, en otras partes y de forma más disfrazada, se sigue atropellando al hombre, pues no se practica ese total respeto que se le debe, ya que, como he dicho, nadie tiene autorización para imponer su creencia a otro.
—¿Podrías decirme con más claridad cual es esa forma disfrazada que emplean, actualmente algunas religiones, para seguir atropellando a los demás?
—Pues te lo diré, la de atar a los hombres en una religión sin su consentimiento, como ocurre cuando se inscribe como miembro de una religión, a un ser humano en una edad en la que él no puede aceptar ni rechazar debido a su corta edad.
Esta actitud es indigna en cualquier religión, pero sobretodo en las que se titulan cristianas, ya que su fundador, dejó bien claro el respeto que debemos a los demás, con sus instrucciones y sus hechos.
Lo que tampoco es comprensible, como las leyes de los hombres, en dónde las naciones tienen como derecho fundamental, el que los hombres han de disfrutar de total libertad religiosa, no hayan intervenido para impedir los citados atropellos; por eso yo le pregunto a los legisladores y responsables de la aplicación de las leyes materiales, ¿puede haber libertad religiosa cuando, el ser humano, ha sido inscrito dentro de una religión sin él haber dado su consentimiento?
—El ser humano se encuentra muy confundido en este mundo tierra, debido a las muchas religiones que existen, y cada una señalando obligaciones diferentes para que el ser humano pueda alcanzar la salvación eterna; si existe un solo Dios, ¿por qué existen tantas religiones?
—La verdadera y única religión está establecida por el Padre Espiritual, para todos sus hijos, para todos los tiempos y lugares, y que señala las obligaciones que ha tenido el ser humano, que tiene actualmente el ser humano, y que tendrá en el futuro el ser humano; y que esta obligación no es otra que tratar a los demás como queremos ser tratados nosotros, poniéndonos en el mismo lugar y circunstancias de ellos, y no hacer a los demás lo que no nos gusta que los demás nos hagan a nosotros.
Para saber el por qué existen tantas religiones, como tú preguntas, la respuesta nos la tendrían que dar los que las han fundado, ¿no lo crees tú así?
Que el ser humano está confundido en este mundo tierra en la cuestión religiosa, como tu comentas, no cabe la menor duda, pues le ocurre lo mismo que a un conductor que se quiere dirigir a una ciudad, y encuentra una señalización totalmente confusa, pues se encuentra con indicadores que le dicen que, para llegar a la ciudad que él desea, debe seguir de frente, otras señales le indican que ha de volver para atrás, otras le dicen que ha de girar a la derecha, otras le indican que ha de girar para la izquierda, ¡vaya confusión para encontrar el buen camino que le lleve a la ciudad que él desea!
—¿Cómo puede salir el hombre de tanta confusión, debido a la existencia de tantas religiones?
—Utilizando su conciencia, su inteligencia y la confianza en el Padre Espiritual que, como Padre amoroso, Caritativo y Justo, no nos faltará la ayuda que necesitamos.
Elevemos el pensamiento a Dios, deseemos sinceramente conocer la verdad, el verdadero camino y no dudemos que nuestra inteligencia será iluminada para que reconozcamos los verdaderos deberes y obligaciones, cuyo cumplimiento nos proporcionará riqueza espiritual, merecimiento para acercarnos al Padre y disfrutar así de la luz, sabiduría y felicidad que tanto anhelamos; seamos fieles a esa claridad que llega a nuestra inteligencia, no queramos adaptar nuestros deberes y obligaciones a nuestras conveniencias y comodidades materiales, pues si así hiciéramos, con seguridad que nos equivocaremos.
—Ha habido muchos fundadores de religiones que decían que hablaban en nombre de Dios, ¿cómo podremos saber si efectivamente lo hacían en nombre de Dios?
—Por sus hechos los conoceréis, decía el gran maestro Jesús, pues usad esta vara de medir, ver sus hechos, y sabréis si era digno de hablar en nombre de Dios, o por el contrario, si hablaba en nombre de su ambición política o material.
—¿Quieres decir que, todos los hombres que decían hablar en nombre de Dios, no estaban autorizados para ello?
—Prefiero que respondas tu mismo; para ello te preguntaré, ¿se puede hablar en nombre de Dios negando lo que otro dice también en nombre de Dios? ¿consideras posible que, todos los que han dicho que hablaban en nombre de Dios, lo pudieran hacer con mensajes tan contradictorios unos de otros?; te haré una comparación con lo material, ¿crees que puede ser de la misma fuente dos vasos de agua con olor y sabor diferente?
—Por lógica me veo obligado a decir que, cuando varios hombres dicen hablar en nombre de Dios, y lo hacen con mensajes contradictorios, todos o algunos de ellos están engañando.
—Por lo tanto, la respuesta a tu pregunta, ya te la has dado tú mismo, yo solo añadiré que, si todos los hombres hubieran hablado verdaderamente en nombre de Dios, en este mundo tierra, solamente habría una sola religión, la establecida por el Padre Espiritual, que con anterioridad ya explicamos.
—Para hablar en nombre de Dios, ¿es necesario que el ser humano tenga algunas cualidades morales o tenga que desarrollar algunas facultades?
—Pues te diré que, para poder hablar en nombre de Dios, es preciso que el ser humano vea, oiga y comprenda al Padre Espiritual con una gran claridad, teniendo por lo tanto la altura espiritual suficiente para ser elegido para este trabajo.
—¿Cualquier hombre puede ser elegido?
—Por supuesto, cualquier hombre puede ser elegido si, por su cumplimiento a la Ley de Dios, se ha hecho acreedor para desempeñar este trabajo.
El Padre Espiritual, ya te he dicho, es Amor y Justicia igual para todos sus hijos, y por lo tanto, a todos nos mide con la misma vara; cuando un ser humano ha sido elegido para un trabajo espiritual es que, por su comportamiento, se ha hecho digno de esa elección; los hombres cometen un grave error cuando piensan que la Justicia Divina actúa igual que la justicia material, ya que ésta, al ser administrada por los hombres, se manifiesta con deficiencias, como consecuencia de las pasiones y rencores que aún domina al hombre.
En todos los tiempos y en muchos lugares ha habido seres humanos, mensajeros del Padre, para ayudar al hombre en el reconocimiento de sus deberes y obligaciones; ningún ser humano tiene poder para elegirse él mismo o elegir a otro como director o pastor de almas; los citados cargos se reciben por méritos propios, contando solo para ello, el cumplimiento de la Ley de Dios, y para nada, la condición social, estudios materiales, sexo, color, raza, nacionalidad o lengua, etc.
—A los hombres, nos cuesta mucho distinguir entre la verdad y la mentira, debido a nuestra ignorancia, por eso yo quisiera preguntarte si, lo que me enseñaron en mi niñez y juventud, el decálogo presentado por Moisés, ¿proviene de Dios? ¿es esto cierto?
—Me gustaría que antes me respondieras a una pregunta, ¿crees en la infinita sabiduría del Padre Espiritual?
—Por supuesto que creo en la Suprema Sabiduría de Dios, y más te diré, creo que esa Sabiduría infinita del Padre, siempre estuvo manifestada en todos los tiempos y también en toda la obra por él creada.
—Si crees en la infinita Sabiduría de Dios, como deducción lógica, también tienes que aceptar que como Legislador también tenía que manifestar esa sabiduría.
—Por supuesto que también, como Legislador, tenía que demostrar esa sabiduría en las leyes por él promulgadas.
—Por lo tanto comprenderás que como Legislador, con infinita sabiduría, no podía olvidarse de ninguna obligación que le correspondía señalar al hombre, como tampoco tener la necesidad de derogar, cambiar o añadir, con el transcurrir del tiempo, nuevas obligaciones o deberes al ser humano.
Te preguntaré una cosa, ¿qué establece el 4º mandamiento del decálogo de Moisés?
—Que debemos honrar al padre y a la madre.
—Nunca te has preguntado, ¿por qué no se menciona las obligaciones del padre y de la madre hacia su hijo? ¿es que no hay obligaciones de los padres materiales hacia sus hijos? ¿pudo el Supremo Legislador olvidarse de mencionar esta obligación?; por todo ello solo podemos sacar como conclusión lógica que este mandamiento solo pudo ser establecido por Moisés y no por el Padre Espiritual lleno de infinita sabiduría.
¿Por qué éste y otros, como veremos a continuación, fueron tan bien aceptados por los hombres orgullosos? ¿nunca te has hecho esta pregunta?; pues yo te diré porque este mandamiento es muy grato a los hombres orgullosos de la tierra, pues tomando este mandamiento como excusa y justificación, algunos hombres, se consideran con derecho de entrometerse en las decisiones de sus hijos, impidiendo relaciones que, según ellos, no honran a la familia, pues se sienten ofendidos por su hijo o hija cuando tienen relaciones con alguien de inferior clase social; este mandamiento ha servido para eso, para que los padres orgullosos se consideren con derecho a exigir a sus hijos que solo tengan relaciones con personas de su rango social, pues de lo contrario, se sienten deshonrados; es cierto que los hijos tienen obligaciones con sus padres, pero también es cierto que los padres las tienen con sus hijos, y una de ellas es respetar sus decisiones.
No hay trabajo, profesión u oficio que deshonre al hombre, solo lo hará el modo de ejercerlo; como también no hay trabajo profesión u oficio que honre al hombre y solamente lo hará el modo de ejercerlo.
Te hablaré de otro mandamiento del decálogo de Moisés: No hurtarás; no te has preguntado, ¿por qué no se menciona la obligación del que tiene en abundancia y de sobra hacia el que nada tiene? ¿no te dice tu conciencia que el rico también tiene obligaciones hacia el pobre? ¿por qué no se mencionan? ¿crees que pudo ser establecido este mandamiento, tal como se expresa, por el Padre Espiritual de todos los seres humanos?
—Bien meditado, teniendo en cuenta tus preguntas, considero que no, y además mi inteligencia no entiende como, el Legislador Supremo, no prohibiera el enriquecimiento por medio del engaño, el fraude y de la especulación que busca grandes beneficios, aprovechándose de las necesidades de otros más débiles.
—Veo que meditas, como espero que lo hagan todos los que lean este mensaje, para preguntarse, ¿cómo es posible que el Padre solo prohibiera el robo de las riquezas materiales y para nada mencionara las conductas impropias para conseguirlas?
Cada uno debe sacar su conclusión, yo solamente te diré que este mandamiento fue establecido por Moisés y muy grato para los hombres orgullosos, egoístas y poderosos, ya que, en este mandamiento, no se señala ninguna obligación del rico hacia los que no tienen, en cambio, este mandamiento, sí que protege las riquezas del rico.
Es triste leer la historia de la humanidad de la tierra y ver, como el mendigo, que osara entrar en las tierras del poderoso egoísta para saciar su hambre, si era cogido cometiendo tal delito era maltratado, torturado y hasta ejecutado; es cierto que estos abusos que te menciono fueron cometidos en tiempos pasados, aunque los tiempos actuales tampoco están exentos de abusos, ¡cuánto daño han hecho a la humanidad algunos hombres que decían hablar en nombre de Dios!
El espiritismo filosófico y teológico natural enseña que, todos los hombres, responderemos del uso o abuso cometido con los bienes materiales que administramos, como también responderemos por el modo de obtenerlos.
El Espiritismo filosófico enseña que nos hemos de sentir administradores y no propietarios, pues si ante las leyes de los hombres somos propietarios, ante la Ley de Dios solo somos administradores.
El hombre orgulloso y egoísta al considerarse propietario, no se siente responsable del mal uso que haga, pues se considera con el derecho de utilizarlo como le plazca, ya que es el dueño; ¡cuánto desengaño se llevarán los hombres orgullosos y egoístas cuando se presenten ante la Justicia Divina!
¿Quieres que te dé más razones para que comprendas que los mandamientos presentados por Moisés, en nombre de Dios, en realidad, no era más que un código de conducta establecido por Moisés para gobernar materialmente al pueblo judío?
—Pues me gustaría que me dieras muchas razones, para poder presentarlas a la humanidad, para que ningún hombre fuera engañado por impostores, como sería el caso que estamos tratando.
—Pues atiende a lo que te digo sobre otro mandamiento: Santificarás el sábado; ¿no has visto lo absurdo de este mandamiento? ¿acaso, los hombres no han de santificar todos los días, entendiendo por santificar, el obrar todos los días de acuerdo con los preceptos Divinos?; también podéis haceros la pregunta de otra manera, ¿los hombres, no se han de sentir responsables todos los días de cumplir con los deberes y obligaciones que les corresponden?; este mandamiento de Moisés solo ha servido para crear la hipocresía religiosa, dando a los formulismos y rituales religiosos, un valor en sí, superior a cualquier virtud, superior por lo tanto al recto obrar con los demás hombres; ¿no os acordáis de las palabras que Jesús dirigió a los religiosos de su tiempo? <<sepulcros blanqueados>> les llamó, pues para eso es para lo único que ha servido este mandamiento, para crear sepulcros blanqueados, al darle a los formulismos y rituales religiosos un valor que no tienen.
Con relación a este mandamiento, podríamos hacerle una pregunta a las religiones que los han aceptado, ¿por qué la festividad del sábado, establecida en el código de Moisés, la trasladaron al domingo?; si son mandamientos establecidos por Dios, ¿puede tener algún hombre potestad para derogar o cambiar la ley establecida por él?
Y por último si hablamos del sexto mandamiento, ¿como puede el Padre Espiritual contradecirse con la obligación que ya había establecido para el hombre como era la de crecer y multiplicaos?; este mandamiento fue establecido por Moisés, con una finalidad únicamente política, para restringir en lo posible las relaciones sexuales, para evitar así, el nacimiento de muchos niños, pues errantes por el desierto, con dificultades para encontrar comida y agua, el nacimiento de niños, era una carga más, una dificultad más que se sumaba ya a las muchas que ya tenía por querer trasladar al pueblo judío hasta <<la tierra prometida>>.
Cuando una mujer daba a luz, según los mandamientos de Moisés, quedaba sucia, había demostrado desobediencia al citado mandamiento y tenía por lo tanto que redimir su pecado, y yo pregunto, ¿qué pecado?, pero según los mandamientos de Moisés había pecado y tenía que redimirlo con el pago del correspondiente tributo a los sacerdotes judíos; desde los tiempos en que el hombre nace en este mundo por medio de la pareja humana, ¿puede ensuciarse espiritualmente la mujer por concebir y dar a luz a su hijo? ¿dónde está el pecado? ¿acaso, puede algún ser humano ensuciarse por cumplir con las leyes de la naturaleza y entre ellas con la de crecer y multiplicaos, ley establecida por el Creador de ésta?.
Como último comentario sobre este mandamiento, para tu meditación, te preguntaré, ¿por qué solo se ensuciaba la mujer y no el hombre? ¿por qué era tratada con más severidad la mujer que el hombre?, o lo que es lo mismo, ¿por qué pecaba solo la mujer y no el hombre?, para ayudarte a responder a estas preguntas te haré otra, ¿puede la exacta Justicia Divina ser más exigente con la mujer que con el hombre?
—Aunque me parece repetitiva la pregunta te la haré, ¿por qué han sido tan bien aceptados los mandamientos de Moisés que él presentó en nombre de Dios?
—Pues, te lo volveré a repetir, porque han sido unas reglas de conducta muy cómodas, sobre todo, para los hombres orgullosos, egoístas y vanidosos, como lo habrás visto al hacer los comentarios sobre algunos de los mencionados mandamientos.
—¿Se puede decir que Moisés no conocía la verdadera Ley del Padre Espiritual?
—Puedes decir, con toda seguridad, que la conocía, pero le pareció imposible gobernar a un pueblo tan orgulloso con una norma moral tan sencilla.
—Durante nuestro diálogo has utilizado citas evangélicas, ¿es por lo tanto la Biblia un libro con un mensaje totalmente verdadero?
—Yo en verdad te digo que, si sacáramos de la Biblia las contradicciones y errores, se quedaría en un libro muy pequeño; he recurrido a citas evangélicas, las menos comentadas por los bíblicos, como argumento y justificación de que, lo que enseña el Espiritismo filosófico, no es nada nuevo, sino que trata de presentar un mensaje, ya presentado hace muchos siglos, que no fue comprendido o no interesaba comprenderlo y menos divulgarlo.
—¿Podemos decir que el Espiritismo filosófico no enseña nada nuevo?
—Cualquiera que investigue la historia de la humanidad en la cuestión de las ideas religiosas verá que, todo lo que dice el Espiritismo filosófico, ya fue dicho con anterioridad, lo cierto es que, la mayoría de los seres humanos, lo ven como un mensaje nuevo, porque atados a creencias religiosas y sobre todo a las que prohíben la meditación y la duda, les parece una novedad, y seguro que es una novedad para ellos, aunque no lo sea para todos los seres humanos.
—¿Qué quieres decir con la expresión <<que prohíben la meditación y la duda>>?
—¿Me quieres decir que no entiendes lo que te digo?, pues te lo explicaré: Una mayoría de religiones son absolutistas, dogmáticas y no permiten y menos aconsejan la meditación para comprender la verdad espiritual cada uno por si mismo; no aceptan otra interpretación que no sea la que sus directores presentan; los directores de esas religiones consideran que solo ellos pueden comprender la verdad y los demás la han de aceptar por obligación, aunque su inteligencia la rechace, por no verla como verdad, como explicación lógica; los seguidores han de aceptar sin dudar, pues la duda le dicen que es un enorme pecado.
—¿Actúa así el Espiritismo filosófico?
—Quieres decir que, por todo lo que te he explicado, aún no has comprendido como actúa el Espiritismo filosófico, pues te lo diré: El Espiritismo filosófico es totalmente liberal dejando que cada hombre, bajo su libre albedrío, se acoja a la creencia que él considere más acertada o más verdadera, recayendo por lo tanto, la responsabilidad de su elección, en él mismo.
El Espiritismo filosófico aconseja el estudio propio, considerando a todos los hombres con el derecho de conocer, por él mismo, la verdad; la verdad no es patrimonio exclusivo de algunos hombres, sino patrimonio o riqueza que todos podemos disfrutar si hacemos los méritos suficientes para ello.
El Espiritismo filosófico enseña que la comprensión total, absoluta, solamente la tiene el Padre Creador, y que el ser humano, por estar sujeto a una ley de justicia, establecida por el Padre, irá comprendiendo cada día con más claridad al Padre y su creación, si también cada día cumple con los deberes y obligaciones que le corresponden.
El Espiritismo filosófico reconoce una sola Ley establecida por el Padre Creador, y que incumbe a todos los seres humanos, por lo que nadie se debe sentir excepcionado del cumplimiento de esa obligación.
La obligación que el Padre establece para todos sus hijos, es que hemos de tratar a los demás como queremos ser tratados nosotros y no hacer a nadie lo que tampoco no nos gusta que nos hagan, y pedimos a todas las religiones y creencias que si conocen otro comportamiento que pueda hacer más feliz al hombre, tanto para estar en la tierra como para habitar otros mundos, esperamos que por caridad nos lo presenten.
El Espiritismo filosófico reconoce en el hombre la obligación de cumplir también con las leyes materiales, para así dar cumplimiento al consejo de Cristo <<Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César>>.
El Espiritismo filosófico aconseja que la condición de religioso que se atribuyen algunos hombres no le ha de eximir del precepto: <<Comerás el pan con el sudor de la frente>>; la religión nunca debe ser considerada ni tomada como una profesión u oficio que nos proporcione beneficios materiales.
No te continuaré explicando lo que enseña el Espiritismo filosófico, pues creo que, en nuestro diálogo, ya ha quedado suficientemente claro.
—Te preguntaré una cosa y lo haré en lenguaje vulgar, ¿por qué el Espiritismo ha tenido tan mala prensa?
—Por intereses no confesables de algunas creencias y religiones, y también, porque el hombre ha compartido juicios, sin tener los datos suficientes para juzgar en justicia; la mala prensa, como dices tú, en el mundo tierra se gana con facilidad y sin estar debidamente justificada; es posible que, en la historia de la humanidad, existiera algún hombre que titulándose espiritista cometiera crímenes y atropellos, pero ese comportamiento individual no justifica el descrédito del mensaje espiritista; hagamos una comparación con otra ideología como es el cristianismo, no cuenta la historia de la humanidad como hombres titulándose cristianos y representantes del Cristo en la tierra, ordenaron la tortura y ordenaron que fueran quemados en vida muchos de los seres humanos; estas atrocidades no desacreditan el mensaje del cristianismo, pues solo desacreditan al que las comete y sobre todo al que las ordena.
—Me has hablado de los mandamientos de Moisés, ¿podrías decirme algo de Jesús, también conocido por Cristo?
—Pues te diré, espiritualmente fue un hermano nuestro, que nació como nacen todos los hombres por mediación de unos padres materiales, que cumplió con valor, resignación y paciencia la misión que espiritualmente le fue concedida; que la grandeza espiritual que él adquirió la pueden adquirir todos los hombres, si tienen la paciencia que él tuvo, si tienen el valor que él tuvo, si tienen el amor y caridad que él practicó con sus semejantes; que cubrió sus necesidades corporales por medio de un oficio material, como deber de hacerlo lo tienen todos los hombres; que su cuerpo material quedó aquí en la tierra, como quedan los de todos los hombres, pero su espíritu ha volado hasta la altura que se mereció; que como espíritu siguió amando a la humanidad, como la había amado cuando fue hombre, y que por ese amor y caridad que siente hacia la humanidad, se siguió manifestando a los hombres, a los hombres limpios de corazón, para seguir aconsejando a la humanidad el cumplimiento de la Ley del Padre Espiritual, como ya la había aconsejado cuando fue hombre.
—¿Por qué una gran mayoría de seres humanos consideran a Jesús como un dios y no como una hermano espiritual?
—La mayoría de ellos porque así se lo han enseñado, sin meditar por ellos mismos en tales enseñanzas.
—El mensaje de Cristo que recoge la Biblia, ¿está recogido con total exactitud tal como él lo manifestó?
—El mensaje de Cristo fue adulterado, manipulado a conveniencia de algunos hombres; el mensaje que hoy puede leer el hombre en la Biblia, no tiene ninguna garantía de exactitud, hay demasiadas contradicciones que justifican lo que te he mencionado, la adulteración y la manipulación.
—¿Podrías presentar a la humanidad alguna de esas contradicciones para hacerla reflexionar?
—Empecemos por algo muy conocido por la humanidad: <<El padre nuestro>>.
La expresión <<venga a nos tu reino>>, preguntémonos, ¿pudo ser dicha por Jesús?, no dijo que su reino no era de este mundo, ¿crees que Jesús ignoraba que el hombre estaba desterrado en este mundo por su desobediencia a la Ley del Padre Espiritual?, como sabio que era no lo podía ignorar y como prueba de que lo sabía meditad en la <<parábola del hijo pródigo>>; este mundo es la morada de los hijos desobedientes del Padre Espiritual, que el destino de todos los seres humanos es morar en la casa de Nuestro Padre Espiritual, y para hacerlo hay que dejar la desobediencia y con ello dejaremos el destierro; pedir que el reino del Padre Espiritual venga al destierro, sería tan absurdo como que el hijo pródigo cuando se encontraba en la triste situación de hambre y de miseria, pidiera al padre que le enviara comida y bienestar; acaso su situación no era fruto de su desobediencia, pues si quería que su situación cambiara, tendría que cambiar de actitud, llenarse de humildad y volver a la casa del padre, como así lo ha hecho; somos nosotros los que hemos de ir al reino de Nuestro Padre Espiritual, y para ello hemos de dejar la desobediencia.
—¿Quieres decir que la expresión de Jesús fue la de: <<Llévanos a tu reino>>?
—Puedes estar seguro que ésta fue la expresión de Jesús, aunque él sabía que para ir al Padre tenemos que merecerlo; por lo que la expresión no se ha de entender como una petición, sino como una lección, como un punto de meditación para que los seres humanos reconocieran que la estancia en este mundo, es la estancia del hijo pródigo, y que nuestro destino es estar al lado del Padre Espiritual.
Examinemos otra petición del padrenuestro: <<Danos hoy nuestro pan de cada día>>.
—¿Dónde está la contradicción?
—Pues compáralo con lo que dice Mateo –capítulo 6- versículos 25 al 33; no aconseja el Maestro, a sus seguidores, la total confianza que hemos de tener en El Padre Espiritual; no les dice: <<No os angustiéis, pues, diciendo ¿qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas; buscad primeramente el reino de Dios y su Justicia, y todas esas cosas os serán añadidas; ¿crees que pudo Jesús aconsejar en el padrenuestro la mencionada petición y después desaconsejarla en los citados versículos?
—Por supuesto que existe una clara discrepancia entre ambos consejos, por lo que deduzco que, consejos tan opuestos, no podían ser dichos por el mismo Maestro; yo quisiera preguntarte, ¿cuál de ellos es el verdadero?
—Yo te puedo asegurar que el verdadero consejo está en los versículos 25 al 33 del capítulo 6 de Mateo, ya que aconseja la confianza que hemos de tener, todos los seres humanos, en nuestro Padre Celestial, en cambio, en el consejo del padrenuestro, es el de la desconfianza, el de la poca fe que tiene el hijo en su padre.
Continuaremos con el <<Padrenuestro>> atribuido a Jesús y meditemos en la expresión: <<No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal>>; ¿es posible que un hombre tan sabio dijera palabras tan ignorantes?, te haré una pregunta, ¿quién es el responsable de caer en la tentación y sufrir las consecuencias del mal?
—Mi conciencia me dice que yo soy el responsable por dejarme caer en la tentación y no librarme del mal, por mucho que haya suplicado a Dios.
—Por supuesto que tú eres el total responsable, como lo son todos los hombres; aceptar esta expresión de súplica al Padre <<no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal>>, como lección dada por Jesús, sería hacerle muy ignorante, ¿creéis que Jesús no sabía que cada hombre se ha de frenar y corregir en sus propios defectos?, ya que son nuestras imperfecciones las que nos inclinan al pecado, es decir, al orgullo, al egoísmo y a la vanidad; si Dios atendiera esta súplica, ¿qué trabajo tendría el hombre para ser bueno? ¿qué mérito tendría ese hombre que admiramos por sus virtudes, que carece de egoísmos, ambiciones y vanidades, si para conseguir ese estado de perfección moral no ha hecho otra cosa que pedir, sin tener que luchar, para nada, contra sus defectos e imperfecciones?; si Jesús hubiera dicho tal expresión, hubiera sido porque Dios escucha y atiende las citadas súplicas, y en ese caso, sacaríamos como conclusión, que el hombre pecador lo ha sido porque Dios no quiso atender su súplica para apartarle de la tentación y del mal, ¿se podría sentir el hombre totalmente responsable de sus malas acciones, si él ya ha cumplido con la súplica que le enseñaron?; Jesús sabía, como sabio que era, que todos los seres humanos tenemos que luchar contra nosotros mismos, contra nuestros propios defectos e imperfecciones; la lucha que te menciono representa trabajo para conquistar la humildad, la valentía moral y la paciencia en nuestro vivir diario; los méritos espirituales se conquistan con la victoria y la victoria con la lucha o trabajo; no esperemos méritos espirituales sin trabajo.
—Me asombra tanto todo cuanto me dices que te preguntaré, ¿por qué, durante tanto tiempo, no se ha comprendido la inutilidad de tales pedidos?
—No digas que no se ha comprendido, yo te diré que no se ha querido comprender, y a los que lo han comprendido e intentaron divulgarlo, los hombres orgullosos le han tapado la boca, del modo que lo relata la triste historia de la humanidad.
—Me quieres decir que el progreso del ser humano en la tierra, en la cuestión filosófica y teológica, ha estado estacionado.
—Por supuesto que ha estado estacionado, a los seres humanos no se le ha enseñado ni aconsejado la meditación y el estudio propio; como ejemplo para la reflexión te diré que, la ciencia material, ha progresado porque el hombre ha trabajado y estudiado y, con ello, consiguió conocimientos nuevos y también ha reconocido los errores que antecesores habían enseñado como verdades; en la cuestión religiosa, los hombres han hecho todo lo contrario, las religiones se han dogmatizado, impidiendo que el hombre pueda estudiar por el mismo; han levantado un muro al progreso enseñando que todo ya está dicho y si hay algo nuevo que decir, solo ellos lo podrán decir.
—¿Hay alguna otra contradicción que me quieras comentar?
—Pues te hablaré de la primera bienaventuranza, que se le atribuye a Jesús, y que dice: <<Bienaventurados los pobres de espíritu por que de ellos es el reino de los cielos>>, ¡vaya contradicción!, ¿cómo es posible que Jesús ensalzara al pobre de espíritu?, hagamos una comparación con lo material, ¿quién es pobre material?, el que carece de bienes materiales para poder cubrir todas sus necesidades materiales; si espiritualmente somos pobres también, es por que carecemos de riquezas espirituales, somos ciegos y sordos y no somos dignos de ver, ni de oír, ni de comprender al Padre Espiritual ni a su obra; preguntémonos, ¿cuál es la causa de nuestra pobreza espiritual?, la falta de cumplimiento a la Ley del Padre, por lo que como conclusión sacaremos que Jesús no podía ensalzar la pobreza espiritual.
Que a la mayoría de las religiones le ha interesado tener seguidores pobres de espíritu, no cabe la menor duda, ya que, como ciegos espirituales, aceptan todo lo que le enseñan, no hacen preguntas comprometidas e incómodas, son mas fáciles de manipular y de engañar; los ricos espirituales tienen conocimientos y un grado de sabiduría que hace que vean lo absurdo de ciertas enseñanzas, que no aceptan todo lo que le digan sin antes meditarlo y estudiarlo, en una palabra, los ricos espirituales son incómodos a ciertas religiones, porque se dan cuenta de la farsa y de la hipocresía con que actúan, en ciertos momentos, algunos religiosos; por eso los pobres de espíritu son preferidos por algunas religiones antes que a los ricos.
—Quieres decirme que la verdadera expresión de Jesús fue: <<Bienaventurados los ricos de espíritu por que de ellos es el reino de los cielos>>.
—No cabe la menor duda, ya que el cumplidor de la Ley del Padre Espiritual podrá ver y comprender, lo que el incumplidor, el ignorante, no es digno de ver ni de comprender por falta de méritos espirituales; el cumplidor se hace digno de habitar en mundos mejores dónde reina el amor y la caridad que él también practicó, y el desobediente no puede hacerlo por carecer de esas cualidades morales, en una palabra, por carecer de riquezas espirituales; los pobres espirituales han de continuar habitando la tierra hasta conseguir riquezas espirituales que les hagan acreedores de poder habitar en el reino de los cielos.
—¿Me hablarás de alguna otra contradicción?
—Pues te hablaré de la 8ª bienaventuranza dónde se dice: <<Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia porque de ellos es el reino de los cielos>>, ¿no te has preguntado quién puede ser el perseguido por causa de la justicia?, el perseguido por causa de la justicia es el delincuente o el criminal, lo que nos hace creer y asegurar que Jesús no podía ensalzar al delincuente o al criminal que son los que en verdad son perseguidos, y deben ser perseguidos, por causa de la justicia; Jesús dijo que bienaventurados serían los hombres que fueran perseguidos por causa de la injusticia, por el proceder injusto de los hombres, ya que recogiendo injusticias en la tierra con resignación y paciencia, como él lo hizo, el ser humano se hace digno de ir a habitar a un mundo mejor, dónde reina el verdadero amor y la verdadera justicia.
—¿Es perjudicial para el hombre el tomar como verdad absoluta el contenido de ciertos libros que tenemos como sagrados?
—Por supuesto que lo es, ya que todo lo que oigáis y leáis, antes de ser aceptado como verdad, ha de pasar por un examen desapasionado de vuestra inteligencia; toda lección que os den, la habéis de meditar con profundidad; la mayoría de religiones tienen demasiados intereses políticos, económicos y materiales para desear aconsejar al hombre, la meditación y el estudio propio.
—Quisiera hacerte más preguntas, porque son muchas las dudas que aún me quedan, ya que he sido educado en una religión que me ha explicado muchos conceptos totalmente diferentes a los que ahora tú me explicas.
—Comprendo tus dudas y tus ganas de saber, pero, como buen estudiante, has de comprender que las lecciones no se pueden aprender todas de una sola vez; cuando hayas aprendido estas lecciones comentadas en este diálogo, podremos iniciar un segundo, nada es más satisfactorio para un profesor que, enseñar una lección, y ver que ha sido pronto y bien aprendida para así poder pasar a explicar la siguiente.
—Acepto tu recomendación para poner fin a este diálogo, pero déjame preguntarte, ¿cuál es tu último consejo?
—Pues te repetiré uno que ya he dado, Dios es Amor y Justicia igual para todos, por lo que todos los seres humanos tienen derecho a preguntar, como también el recibir las respuestas a sus preguntas, y, que respondemos, que las tendrán siempre de acuerdo con sus méritos espirituales.
Un abrazo.
Granollers Enero-2002

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