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viernes, 5 de agosto de 2011

Bhagavad Gita, su mensaje y sabiduria.




El mensaje esencial de los Vedas, tanto como el del Shrimad Bagavatam, y aún más
claramente enunciado en Bhagavad Gita, es que Dios, el Señor del Universo, se manifiesta
una y otra vez en forma humana sobre este planeta, dejando un cuerpo para tomar
otro con el propósito de liberar a sus devotos de las miserias del océano de Maya
(ilusión),que constituye este mundo de los sentidos. Llevándolos pues a alcanzar «la
otra orilla»: la liberación de todas las limitaciones que constituyen nuestro ego, basado
en las experiencias limitadas del limitado mundo material.
Nuestra ilusoria conciencia de individualidad se debe a la ignorancia de que el Señor,
ese Poder Perfecto, habita dentro de todas las criaturas, siendo nuestra real identidad
y la fuente misma de la Vida. Es el Creador, Conservador y Destructor de todo lo
creado. Por eso, El se revela a aquéllos que buscan en Él su refugio, dándoles la experiencia
interior de ese Poder real, que está dentro del hombre dotándolo de vida y con
el que terminan fundiéndose.
Éste es el mensaje más importante contenido en todas estas escrituras sagradas de
origen hindú. Por otra parte, sorprendentemente, constituye un factor común en casi la
totalidad de las escrituras, que narran la vida o enseñanzas de los grandes Maestros, a
pesar de pertenecer a diferentes épocas, culturas y procedencias geográficas: Rama,
Krishna, Budha, Sócrates, Zoroastro, Moisés, Patanjali, Lao Tse, Jesús, Mahoma, Sankaracharya,
Santo Kabir, Shri Chaitanya, Shri Ramakrishna, etc.
Todos estos grandes Maestros revelaban una experiencia a sus discípulos, iniciándolos en el Eterno Conocimiento de la Verdad. Estos discípulos más tarde recogían sus
enseñanzas y describían las experiencias que obtenían al poner en práctica el Conocimiento,
en el que el Maestro les había iniciado, siendo El el único guía para conducirles
a través del camino.
En todas las manifestaciones que ha tomado el Maestro, siempre hacia el final de su
vida, les explica a sus discípulos acerca de su continua presencia en la tierra, bien haciendo
alusión a sus anteriores encarnaciones, o bien, aludiendo a una segunda venida
después de su muerte.
En el Gita, Krishna dice:
“Siempre que el bien decae extinguiéndose poco a poco, predominando en
su lugar la maldad y el orgullo, Mi Espíritu se manifiesta en forma humana
sobre esta tierra.”

Y nosotros, los seres humanos, fuimos hechos «a Su propia imagen y semejanza».
Somos, potencialmente, idénticos al Señor manifestado. El así lo quiso y es gracias a El
que, después de tomar un cuerpo humano, nos hace posible reconocer nuestra auténtica
identidad y propósito de esta vida. Pues el Señor se revela a sí mismo (revela su Conocimiento)
a todos los seres humanos que se acercan a El con un corazón humilde y deseo
sincero de conocer la Verdad.
Los discípulos del Maestro, en épocas anteriores, le servían durante muchos años
para desarrollar amor y devoción por El, y cuando el Maestro se sentía satisfecho con
el amor y servicio de su devoto, por Su Gracia e Infinita Misericordia, le revelaba el
Conocimiento, iniciándolo en una experiencia interior, a través de la cual, el devoto
reconocía la Forma Inmanifiesta de su Señor, como energía pura, la Vibración Primordial
que las escrituras citan con diferentes nombre: el Santo Nombre de Dios, la Palabra,
el Verbo, el Tao, Sat Nam, Pak Nam, Om, la Palabra Bhrámica, Jehová, etc.
Esta Santa Palabra o Verbo se manifiesta dentro del ser humano, no sólo como esa
vibración, sino que de ella, a su vez provienen otras tres manifestaciones:
Luz Divina; blanca y brillante, solamente visible a través del tercer ojo (tricuti), que
es abierto en el momento de la iniciación. Constituye una experiencia real de visión de
Luz, dentro de nosotros, adoptando diferentes formas que puede variar desde unos resplandores
nebulosos, hasta una Luz más brillante que el sol. Se conocen casos de personas
que han estado clínicamente muertas y luego vueltas a la vida, que relatan cómo han tenido la experiencia de ver esta Luz, produciendo una profunda transformación en
el enfoque de sus vidas.
La segunda manifestación se presenta como Música Interior (la armonía de las esferas),
audición interior de sonidos que no tienen nada que ver con los sonidos del mundo
exterior, aunque por similitud se podrían comparar a cantos de pájaros, ruido de cascadas,
tañidos de campanas, cantos de grillos, sonidos de la naturaleza, instrumentos
musicales, y numerosos sonidos diversos, que no son referibles siquiera.
Una tercera manifestación es el Néctar (las «aguas vivas» de la vida eterna), que
viene simbolizado en las representaciones del Señor Shiva sentado en meditación, por
un pequeño chorrito en forma de surtidor emanando del centro de su cabeza. En el Gita se cita también bajo el nombre de Soma. Son unas aguas que caen de la base del cerebro
hacia nuestra garganta y se pueden tragar materialmente, siendo la más física de
las cuatro manifestaciones (Verbo, Luz, Música y Néctar). Es el responsable del mantenimiento
de nuestro cuerpo, de nuestra salud y fuerza muscular, pero su efecto primordial
es el éxtasis de gozo que produce, transportando la conciencia al estado de Anand
(Dicha Suprema). Tiene diversidad de sabores y produce sensaciones de aromas diferentes.
No obstante, el Néctar es una experiencia puramente espiritual, que nada tiene
que ver con el mundo físico que conocemos a través de nuestros sentidos externos.
Estas cuatro manifestaciones interiores son la Forma Inmanifiesta del Maestro
Perfecto o Guru, cuyo principal mandamiento para su discípulo es que medite constantemente,
concentrando su mente en ese Santo Nombre que Él le ha revelado, a través
del cual obtendrá la liberación. Pues, siendo la Perfección misma, por contacto continuo
con él, nos elevará inevitablemente hacia la Perfección.
Así pues, el Maestro Perfecto muestra prácticamente el modo natural de experimentar
sus cuatro manifestaciones dentro de cada ser humano a través de la meditación
en esa experiencia interior, a la que siempre tenemos acceso una vez que el Maestro
«ha abierto la puerta».
Esta «puerta» comienza a abrirse en la vida de un sincero buscador, cuando éste acude a escuchar Satsang (etimológicamente: compañía de la Verdad. Sat = Verdad;
Sang = compañía), lo cual sucede, no únicamente por propia decisión, sino que en realidad
es conducido allí por la invisible mano y la voluntad del Maestro Perfecto; atraído
por El en un acto de Su Infinito Amor.
Satsang es estar en la compañía de los devotos del Maestro (en la compañía de los
Santos), y en su forma o aspecto meramente externo, Satsang es simplemente un discurso
espiritual sobre la experiencia del Conocimiento, ya sea compartido entre el Maestro
y sus discípulos, bien entre los mismos devotos; siendo éstos en realidad instrumentos
del Maestro Perfecto. Mas este discurso espiritual oculta una real experiencia del Conocimiento,
a la cual se puede conectar el neófito que tiene «oídos para oír», es decir,
el que sin oponer a lo que escucha la resistencia de sus conceptos establecidos y sin
reparar en las formas y los aspectos exteriores, se abre a lo que allí está sucediendo.
Con tan sólo abrirse a satsang y estar en con compañía de los devotos, el neófito
puede empezar a experimentar, poco a poco, como «algo» dentro de él, se abre naturalmente
a esa experiencia, produciendo una estable dicha en su estado de ánimo, y en
su relación con lo que le rodea.
De esta circunstancia surge un espontáneo deseo de agradecimiento que le invita a
ofrecer sus servicios desinteresadamente. Motivado únicamente por el amor que le inspira esa experiencia interior, que, por contagio directo, comienza a despertarse dentro
del nuevo discípulo.
En la práctica del servicio al Maestro (cuyo deseo básico es propagar el Conocimiento
a todos los hombres de la tierra), se encierra también la experiencia del Conocimiento,
que se hace sentir como auténtica felicidad.
La práctica del servicio, frecuentando al mismo tiempo la asistencia a satsang, eleva
la conciencia, llevando al devoto al estado de humildad, indispensable y necesario
para poder aceptar la imprescindible ayuda del Maestro. Además reporta mucha comprensión
sobre cómo practicar con éxito este Conocimiento, trayendo consigo la concentración
necesaria para poder practicar la meditación, cuando ésta sea revelada.
En la lectura de las diversas escrituras sagradas de todos los tiempos y procedencias,
podemos encontrar numerosos relatos que ilustran la necesidad e importancia
para el discípulo del satsang y servicio, como vía preparatoria para la iniciación en la
meditación, que completa, junto con los dos anteriores, la senda tripartita de Satsang,
Servicio y Meditación (sadhanas), que constituye el camino para la realización del Conocimiento:
la unión con Dios.

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