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lunes, 1 de agosto de 2011

Dios las Pruebas de su Existencia



PRUEBAS DE LA EXISTENCIA
DE DIOS
4. ¿Dónde puede encontrarse la
prueba de la existencia de Dios?
«En el axioma que aplicáis a vuestras
ciencias: no hay efecto sin causa.
Buscad la causa de todo lo que no es
obra del hombre y vuestra razón os
contestará».
Para creer en Dios, basta pasear
la vista por las obras de la
creación. El universo existe; luego tiene una
causa. Dudar de la existencia de Dios equivaldría
a negar que todo efecto procede de una
causa y sentar que la nada ha podido hacer
algo.
5. ¿Qué consecuencia puede sacarse del sentimiento
intuitivo que de la existencia de Dios
tienen todos los hombres?
«Que Dios existe; porque, ¿de dónde provendría
ese sentimiento si no estuviese basado en algo?
También esto es una consecuencia del principio de que no hay efecto sin causa».

6. El sentimiento íntimo que de la existencia
de Dios tenemos, ¿no sería resultado de la
educación y producto de las ideas adquiridas?
«Si fuese así, ¿cómo tendrían el mismo sentimiento
los salvajes?».
Si sólo fuese producto de la educación el
sentimiento de la existencia de un ser supremo,
no sería universal y como las nociones de la
ciencia, existiría únicamente en los que
hubiesen recibido semejante instrucción.
7. ¿Puede encontrarse la causa primera de
la formación de todas las cosas en las propie-

dades íntimas de la materia?
«Pero, ¿cuál sería entonces la causa de esas propiedades?
Siempre es precisa una causa primera».
Atribuir la formación primera de las cosas
a las propiedades íntimas de la materia,
equivaldría a tomar el efecto por la causa,
pues esas mismas propiedades son un efecto
que debe provenir de una causa.
8. ¿Qué debe pensarse de la opinión que
atribuye la formación primera a una combinación
fortuita de la materia, esto es, al
acaso?
«¡Otro absurdo! ¿Qué hombre de sano juicio
puede considerar el acaso como un ser inteligente?
Y además, ¿qué es el acaso? Nada».
La armonía que regula las partes del
Universo, revela combinaciones y miras
determinadas, y por lo mismo, un poder
inteligente. Atribuir la formación primera al
acaso es un contrasentido; porque el acaso es
ciego y no puede producir los efectos de la
inteligencia. Un acaso inteligente no sería ya
el acaso.
9. ¿En qué se conoce que la causa primera
es una inteligencia suprema y muy superior a todas las demás inteligencias?
«Tenéis un refrán que dice: por la obra se conoce
al autor. Pues bien, examinad la obra y buscad
el autor. El orgullo es el que engendra la incredulidad.
El hombre orgulloso no admite nada
superior a sí mismo y por eso se llama espíritu fuerte.
¡Pobre ser, a quien pudiera anonadar un soplo
de Dios!».
Se juzga la potencia de una inteligencia por
sus obras, y no pudiendo ningún ser humano
crear lo que la naturaleza produce, la causa
primera ha de ser una inteligencia superior a
la humana.

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